El tramposo péndulo
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Señor director:
Las naciones necesitan un modelo estable para desarrollarse. Importa menos el que sea de "derecha" o de "izquierda". En efecto, cualquier modelo que se acompañe de gobernantes medianamente razonables permite con el tiempo corregir sus extremos (usualmente hacia el "centro") y darle curso a un país.
Lamentablemente, suele ocurrir que los más fervorosos defensores de un extremo político fallan en su debida morigeración (a veces, incluso abusan del sistema que tanto debiesen cuidar). Así, retardan a toda costa las medidas necesarias para que el modelo elegido -cualquiera sea éste- beneficie a la totalidad de la población. En ese momento, como dice un sabio aforismo, "la sociedad que no evoluciona, revoluciona". Y esos otros que predicaban el modelo diametralmente opuesto ven ahora justificada su revolución.
De este modo, en vez de permitir al país prosperar con el modelo ya instalado, las energías se emplean celosamente en destruir lo ya construido (¡y qué fácil es destruir!). Todos corren al otro extremo -insisto, cualquiera sea éste- cayendo en la trampa del péndulo perpetuo de la política mal llevada.
Las naciones que quieren desarrollarse necesitan tanto un modelo estable como las oportunas medidas correctivas que permitan su amplia aceptación social.
Aún es tiempo de hacer cambios provechosos en Chile sin destruir las bases de nuestro modelo de desarrollo.
Álvaro Awad
Abogado
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