Elicura Chihuailaf y Bororo exhiben versión ilustrada del poema La Araucana
<P>El poeta mapuche seleccionó fragmentos del clásico de Alonso de Ercilla que el pintor llevó a tela.</P>
Fue escrita en cortezas de árboles, trozos de cuero y en los reversos que quedaban en blanco de la correspondencia que el español Alonso de Ercilla y Zúñiga guardaba con celo, esperando el momento en que ya no tuviera más donde anotar sus experiencias. Entre 1557 y 1559, el poeta llegó a Chile para participar en las batallas de conquista, en Lagunillas, Quiapo y Milarapue. Allí se encontraría con la resistencia más feroz del pueblo araucano, sobre todo de uno: Caupolicán, a quien vería morir y quien sería el protagonista de su poema La Araucana. El texto que escribía con obsesión durante las campañas, se transformaría en la obra más famosa de Ercilla, al punto de que el propio Miguel de Cervantes la homenajea, salvándola del fuego que termina destruyendo la biblioteca de Don Quijote.
Rescatada también cada tanto en la vida real, aunque nunca lo suficiente, La Araucana vuelve a la carga a través de la mirada del poeta mapuche Elicura Chihuailaf y el pintor Bororo: el primero seleccionó fragmentos del poema y el segundo los ilustró en 45 cuadros y dibujos que ahora se exhiben en el Centro Cultural El Tranque, en Lo Barnechea.
La idea original fue de la curadora Amparo Mardones, quien ya había hecho un trabajo similar en El amor de Chile, poema de Raúl Zurita ilustrado con paisajes de Pablo Domínguez. En este caso, la idea de una nueva visión de La Araucana la rondaba desde hace más de una década. "Elicura nos viene diciendo que el camino del mestizaje está en La Araucana. La conoce bien y era el más adecuado para elegir las octavas, y de Bororo, lo primero que vi fue una pintura vertical muy larga que era el mapa de Chile, con sus colores, sus volcanes y bosques; es una obra única e inolvidable", cuenta Mardones, quien primero dio vida a un libro, La Araucana: selección de poemas, financiado por la Municipalidad de Lo Barnechea y de edición limitada, que ahora se pone a disposición del público a través de la muestra.
No es primera vez que Chihuailaf se enfrenta al poema de Ercilla y Zúñiga. Además de la relación que tiene con el texto desde niño, en 2006 realizó la primera adaptación de La Araucana a la lengua mapudungun, en una edición financiada por el Ministerio de Educación y distribuida en las escuelas públicas. Ahora, el poeta rescata aquellos fragmentos donde Ercilla caracterizó al pueblo mapuche, y que según él han tenido una lectura errónea. "Muchas de las octavas que yo recojo habían sido ocultadas y justamente reflejan la admiración que sentía Don Alonso por la cultura mapuche y la forma democrática en que toman sus decisiones", dice el autor de Sueños de Luna Azul.
Por ejemplo, una de las octavas dice: "La sinceridad bondad y la caricia/ de la sencilla gente de estas tierras/ daban bien a entender que la codicia/ aún no había penetrado aquellas sierra s./ Ni la maldad, el robo, la injusticia (alimento ordinario de las guerras)/ entrada en esta parte habían hallado/ ni la ley natural inficionado". "Aunque La Araucana no es de los textos más leídos hoy, está totalmente vigente. Habla de la aceptación de la identidad chilena, de su diversidad y de aquella otredad que tanto negamos", resume Chihuailaf.
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