En búsqueda de la greda

<P>Las figuras y años de tradición han convertido a la localidad de Quinchamalí en un lugar típico de artesanía chilena en greda. Sin embargo, sus artesanos enfrentan una preocupante escasez de su material. </P>




A tan sólo 15 minutos de Chillán, en Quinchamalí, se alejan los automóviles y los colores grisáceos que predominan en la ciudad. El escenario es sustituido por los viñedos, plantaciones de cerezos, el río Ñuble y la vegetación del entorno rural. El cielo azul que predomina entre los montes cercanos es manchado únicamente por el humo de la chimenea con que Gabriela García (42) realiza la cocción de sus artesanías.

Desde las ventanas de su cocina de madera, lugar que utiliza como taller, observa el entorno, mientras pule con una pequeña piedra una figura en greda.

Desde hace 20 años que se dedica a la artesanía. Comenzó a interesarse mientras miraba cómo su madre realizaba el oficio, que traspasó de generación en generación. Mientras efectuaba cursos en una escuela rural, decidió enfocarse totalmente en la creación de piezas decorativas y utilitarias típicas en greda, una actividad que, según cuenta, ama y desea preservar.

"Fue una opción de vida, porque me enamoré de mi campo en Quinchamalí, me enamoré de las tradiciones, las costumbres y de ir creciendo con ellas. Hoy me doy cuenta de que la greda es demasiado importante. Nosotros nos estamos mostrando y el arte permanece vivo", dice.

Más de una semana demora Gabriela en confeccionar una de las piezas en greda que comercializa. Son 12 etapas en las que extrae el material, lo remoja y amasa con los pies, construyendo cada mínimo detalle decorativo. En el caso de una guitarrera -figura femenina que toma una guitarra en sus manos-, elabora las facciones y cada doblez de las trenzas; luego lo bruñe con piedra de río y, finalmente, la lleva al fuego, para cubrirla con bosta de buey y de caballo. El fin es que adopte coloraciones oscuras. "Uno busca ir perfeccionando su arte. Al final termina siendo crítico de uno mismo. Cada uno de los detalles debe quedar perfecto. Es parte de nuestras raíces", dice.

Sin embargo, actualmente, para obtener la greda con que realiza su artesanía debe hacer una minuciosa búsqueda. Todo, desde que el lugar donde obtenían la materia prima de forma gratuita restringió el acceso. Por ello se ha visto en la necesidad de adquirir el material a altos costos, toda una contradicción en una localidad que se caracteriza por la artesanía en greda.

"Quinchamalí se conoce por la greda. ¿Se imagina que se perdiera eso y que nosotros no pudiéramos seguir trabajando? (...) Esto es lo que nosotros amamos, nos gusta hacer. Entonces nos veríamos muy afectados", relata la artesana.

Desde hace tres años se está dificultando el trabajo con este tipo de material. Gabriela se percató de la situación cuando advirtió la forestación del terreno y, con ello, la imposibilidad de acceder al sitio donde sacaban la greda, recuerda. Relata que si bien ha tratado de buscar soluciones por diversos lugares, el tema ha sido preocupante. Hoy sólo espera que lleguen a buen término las conversaciones que han tenido, incluso con la municipalidad: "En este minuto, todas las soluciones son parches. Entonces, la idea es quedar con una solución definitiva", dice.

Una situación similar es la que vive Victorina Gallegos (63), también artesana e integrante del grupo Artesanías de Chile. Desde hace 50 años que se dedica al trabajo en greda. Aprendió la técnica y manipulación del material observando a su abuela, y dice que tardó años en perfeccionarse. Recuerda que una de sus primeras elaboraciones fueron ceniceros y le quedaron horribles. A pesar de ello, llegó un turista estadounidense y se los llevó todos. Con ese dinero se compró su primer par de suecos, dice.

Durante los últimos cuatro años ha tenido problemas con la adquisición del material para realizar sus artesanías. El primero de ellos no se percató, pero luego comenzó a notar la escasez, asegura. En Quinchamali existen 30 familias dedicadas exclusivamente a la elaboración del arte en greda y han visto peligrado su sustento: "Hay gente que no ha podido trabajar porque no tiene el material, es súper complicado todo (...). Es un problema sumamente grave por lo mismo. Yo creo que el arte está muriendo", dice Victorina.

A principio de este año logró conseguir un poco de arcilla para trabajar. Sin embargo, relata que otros se ven en la necesidad de sacar la greda a escondidas para garantizar la producción. Según cuenta, el municipio se comprometió a comprar una parte del terreno en el cual está la greda, pero aún no se ha efectuado la compra.

El alcalde de Chillán, Sergio Zarzar, manifestó su preocupación por el patrimonio de la greda en la comuna de Quichamalí. Sin embargo, dijo que no está en peligro: "En todo tipo de negociación se requiere de tiempo (...). También hay que ver la parte comercial, y en eso la empresa, ante la propuesta que hemos hecho, está realizando todo un estudio. Pero en el intertanto hay que esperar", dijo el edil.

Las artesanas aún esperan recobrar la tranquilidad sobre su fuente de trabajo, pues no quieren perder la tradición que se ha traspasado por años entre padres e hijos ni el sustento económico del hogar. "La greda es mi vida, me ha dado muchas satisfacciones. He hecho mi casa, criado a mis siete hijos, los he educado", dice Victorina.

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