En el vestibulo de la rae




LA PRESENCIA de vocablos importados en nuestro lenguaje oral y escrito preocupa al lector Edmundo Hurtado, de Valparaíso. Escribe que La Tercera emplea con frecuencia el término “peak” en sus páginas. “El 26 de diciembre, en portada, el título dice ‘Exportaciones de salmón anotan peak histórico este año’. Al día siguiente, en página 18, publica un título destacado que señala ‘Atentados contra unidades policiales y Gendarmería llegan a su peak en 2014’. Sé que usar palabras importadas del inglés, sobre todo en el comercio y en la publicidad, segmenta positivamente. Parece más culto el que dice algo en inglés. Pero ¿por qué hacerlo en el diario, que debe informar con claridad?”.

Los medios recogen términos de otros idiomas porque consideran que son más precisos que sus equivalentes en español. Muchos de esos vocablos terminan aceptados por los diccionarios y oficializados por el de la Real Academia Española, RAE. Así ocurrió con las palabras software (conjunto de programas, instrucciones y reglas informáticas para ejecutar ciertas tareas en una computadora) y hardware (conjunto de aparatos de una computadora) que ya figuran en el diccionario de la RAE.

El miércoles 31, cuando concluía 2014, la Fundación del Español Urgente -que ya he citado en este espacio- determinó que “selfi” (adaptación al español del inglés selfie) fuera la “palabra del año”. Las fotos que la gente se toma a sí misma con dispositivos móviles, y que luego comparte en las redes sociales hacen furor. La fundación suele escoger un neologismo que haya estado muy presente en los medios y que tenga interés lingüístico.

El vocablo “peak” no figura en los diccionarios españoles, pero anda rondando desde hace tiempo por las salas de redacción de los diarios. Significa cima, cumbre, punta o apogeo. Los diccionarios ingleses Merrian-Webster y Cambridge ofrecen una amplia variedad de uso, como “peak season”, por temporada alta; “peak rate”, por tarifa alta; y “peak hour”, por hora punta. La palabra que preocupa al lector ya está en el vestíbulo de la Real Academia de la Lengua.

CIFRAS CLARAS

“Hay cifras en La Tercera que son difíciles de comprender” -escribe la lectora Magda Reyes- “en especial cuando expresan muchos millones”. Ella cita un ejemplo reciente: “Obras del teleférico del San Cristóbal comienzan en marzo de 2015”, en cuya bajada se informa “con una inversión de $ 9,5 mil millones...”.

Aunque no existe una convención en la materia, muchos diarios hispanoamericanos han fijado normas para una mayor claridad en la lectura de las cifras. Los millones, por ejemplo, no se reproducen con seis ceros, sino con la palabra millón: 64 millones. Las decenas, centenas o miles de millones se escriben con números y letras: 2 mil 634 millones. Para una mejor comprensión de las cifras de lectura más compleja, el redactor puede agregar entre paréntesis el número con todas ellas. Por ejemplo: Chile pagó 2 mil 418 millones 356 mil 508 dólares (US$ 2.418.356.508) a sus acreedores externos. En el texto al que se refiere la lectora dice que la inversión en las obras del telesférico será de $ 9.559.157.462. Es más sencillo expresarla así: 9 mil 559 millones 157 mil 462 pesos ($9.559.157.462).

Ricardo Hepp
Representante del Lector

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