Enfrentando las medidas impopulares
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HACE POCO, el Presidente Piñera dijo que 2011 sería el año de las reformas y que no dudaría en tomar las medidas necesarias, aunque afectaran su popularidad. Enap anunció recientemente un ajuste menor de las tarifas de gas en Magallanes, lo que provocó airadas protestas en Punta Arenas. Políticos oficialistas se quejaron de la medida ante el Presidente, quien la habría defendido ante ellos. Sólo después de unos días lo hizo en público, matizando con el anuncio de medidas paliativas. Aunque costó, hizo como dijo que sería.
La realidad es que hoy los magallánicos pagan por el gas un octavo que el resto del país; con el ajuste, pagarán un séptimo. Enap subsidia a los habitantes de la zona vendiendo el gas a casi la mitad del valor que tiene en el mercado mundial y a la quinta parte del GNL de Quintero y Mejillones. Sobre esa tarifa se aplica una rebaja adicional de un 50% a los consumidores de menos de 25.000 m³ mensuales. Ahora, este "segundo subsidio" se dará sólo a los que no sobrepasen 1.000 m³, pero como el consumo domiciliario promedio es de 314 m³, al menos 90% de las viviendas seguirá gozando del mismo, aunque con una leve disminución de su monto. Enap está en problemas financieros y no debiera seguir soportando esta sangría. Pero lo peor es que el gas se está agotando y en unos años habrá problemas de abastecimiento en la zona. Y nadie está buscando -de verdad- nuevos yacimientos, porque a esos precios no hay incentivo para hacerlo, ni para invertir en fuentes alternativas de energía.
Tampoco para consumirlo racionalmente, porque si es barato no tiene sentido medirse en el consumo.
Las reacciones de los políticos cuestionando la decisión no se compadecen con esos antecedentes y hacen dudar que en Chile se pueda hacer una reforma seria en algo. Lo más sorprendente, fue el camino que emprendieron algunos parlamentarios de la zona: recurrieron ante el fiscal nacional económico para que estudie la conducta monopólica de Enap en el asunto. Sería interesante que esa autoridad recoja el guante y estudie por qué ésta vende el gas por debajo del valor de mercado y del costo, impidiendo que surjan opciones alternativas -o sea, competencia- y que la gente tome medidas para el uso racional del gas. Además, junto con el Tribunal de la Libre Competencia, podrían tomar en consideración que la Constitución dice que no se pueden otorgar subsidios sino por ley. Y aquí no hay ninguna ley que haya aprobado un subsidio, simplemente la empresa estatal lo entrega de hecho. Más interesante aun sería escuchar los argumentos técnicos de los recurrentes sobre todo esto (uno de ellos incluso es economista).
Al menos, el ministro Golborne -que ya reconoció ser un político- defendió la medida, diciendo que entendía que a la gente le molestara que le suban la cuenta del gas, pero que era necesario, porque en el mundo está más caro. Claro, tuvo que salir a la palestra dado que votó a favor de incrementar las tarifas en el directorio de Enap, pero quizás también porque se da cuenta de que la gente es intuitiva y termina apoyando a los que demuestran solidez en sus acciones. Así, hay esperanza de que la política adquiera seriedad y él, quizás, termine siendo Presidente.
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