Entre chapulines y chavos: el multitudinario funeral de Roberto Gómez Bolaños
<P>Ayer miles de personas llegaron hasta el Estadio Azteca en México para despedir a Chespirito. </P>
Chapulines, Chavos, alfombra roja, estatuas, un coro, una canción de despedida, flores blancas y hasta palomas. El funeral de Roberto Gómez Bolaños, Chespirito, fue masivo, emotivo y un evento de excesivo cariño y extravagancia, entre el pueblo mexicano y su más querido comediante, fallecido el pasado viernes 28 a los 85 años.
Desde que el Estadio Azteca abrió sus puertas a eso de las 11 horas para recibir el funeral público, apareció una multitud de personas caracterizada como los famosos personajes televisivos de Gómez Bolaños; el Chauplín Colorado, eso sí, fue el favorito. Banderas de países como Brasil y Chile se asomaban también en la tribuna, sumándose a la despedida en el recinto con capacidad para 100 mil personas, mientras la televisión sugería llegar con flores blancas.
La primera en posar la suya en el pasto fue Florinda Meza y el público también podía hacerlo. Era el inicio de una despedida que siguió con una misa tradicional católica, donde se veía un arreglo floral de Armando Manzanero y dos gigantografías de Gómez Bolaños mostrando buena salud.
El reloj daba las 13:00 horas en México cuando los familiares de Gómez Bolaños entraron al reciento, tras recorrer los 14 kilómetros que separan Televisa -donde se hizo el velorio la noche del sábado- del Estadio. Entre ellos, sus hijas y su hijo Roberto Gómez Fernández -quien se dedica a la producción televisiva- dejaban de lado el negro para llevar camisetas rojas con el corazón amarillo.
Su padre llegó 20 minutos más tarde, en medio de aplausos y cruzando un túnel donde los títulos y las copas deportivas del América poco importaban para esta ocasión. Esto, para los dolientes: Gómez Bolaños se declaraba fanático del club. El ataúd iba protegido por una bóveda amplia de cristal y lo acompañaban dos estatuas negras: una del Chavo del 8 y otra de El Chapulín Colorado. Los primeros en recibirlo fueron un coro de niños. Pequeños chapulines gritaban una y otra vez: "Chespirito, Chespirito" y entonaban a capela la canción de la despedida.
Si bien Florinda Meza mostró públicamente su pesar durante los servicios fúnebres del día sábado en Televisa; las pocas lágrimas que se le escaparon ayer nacieron en un significativo momento: cuando el ataúd de Roberto Gómez Bolaños detenía su traslado desde Televisa justamente en el centro del Estadio Azteca.
De pie y contenida en un sobrio vestido negro, volvió a romper en llanto.
Los seis hombres de negro y guantes blancos que cargaban el féretro de madera café, avanzaron lentamente sobre la larga alfombra roja que homenajeaba al comediante mexicano. Un trozo de la canción-himno que se compuso especialmente para la ocasión sonaba de fondo, inundando el estadio: "Sin querer queriendo entraste al corazón. De miles de familias. Acá en mi corazón tu sigues vivo. Dejando ese legado de alegría. Por eso. Eso. Eso. Eso. Chavo ya eres parte de mi vida".
Si algo resaltaron los medios mexicanos, mientras transmitían en vivo la multitudinaria despedida, fue la alegría del público en el estadio. Con ese ambiente, el ataúd dio una vuelta olímpica, rodeado de niños vestidos de Chavos y Chapulines, que entraron a cantar con pequeñas cajas blancas en sus brazos. Palomas blancas salieron de ellas. Las que se sobrevolaron las flores blancas en el pasto, las que se mezclaron entre los mariachis que entonaron sus corridos y que no tuvieron miedo de acercarse a una muy emocionada Florinda Meza.
El reencuentro
Quienes no estuvieron en el funeral fueron los actores que acompañaron a Chespirito en sus exitosos programas. Pero eso sólo ayer, ya que el día sábado Carlos Villagrán -Quico- abrazó a Florinda Meza y se sentó junto a Edgar Vivar -Señor Barriga- en el funeral realizado en Televisa. Hecho que desmintió lo publicado en algunos medios mexicanos, quienes viralizaron que Meza había prohibido el ingreso de Villagrán a los funerales. Esto, por la distancia que mantenían Chespirito y su ex compañero de pantalla, tras las acciones legales que Gómez Bolaños emprendió contra Villagrán por los derechos de autor sobre el personaje de Quico. "En mi corazón sentí satisfacción y alegría de haber tomado la decisión de estar ahí, para despedirme de él con una oración, ya que un apretón de manos quedó pendiente, para otra ocasión", declaró Villagrán.
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