Entrevista a Diego Luna: "Nuestro filme Revolución es una respuesta a las celebraciones desmedidas del Bicentenario en México"

Diego Luna tiene 30 años, dos hijos, dos películas como director, una docena de filmes como productor y la ingente cantidad de 35 actuaciones en cine y televisión. A los 19 años Julian Schnabel le dio el rol de un amigo del malogrado poeta cubano Reinaldo Arenas en Antes que anochezca (2000) y a los 23 Steven Spielberg lo contrató para compartir cartel con Tom Hanks y Catherine Zeta-Jones en su superproducción La terminal (2004). En medio de ambos trabajos, sin embargo, Luna se puso a disposición de su compatriota mexicano Carlos Cuarón para protagonizar junto a Gael García Bernal la cinta Y tu mamá también (2000). El filme fue su hora de gracia y, a los 20 años, recibió junto a su amigo Gael el premio Marcello Mastroianni del Festival de Venecia.

La precocidad de Luna data de los años 90, al amparo de las telenovelas de Televisa El abuelo y yo (protagonizada justamente por García Bernal) y Carrusel, ambas de gran éxito en Chile. Con semejante velocidad de crecimiento profesional, este actor de Ciudad de México tiene un privilegio que algunos de sus colegas saborean en el crepúsculo de sus carreras: poder elegir cada nuevo personaje con cuidado y darse un buen tiempo entre película y película

"Ahora mismo no sé que voy a hacer como actor en el futuro. Acaba de nacer mi segunda hija y eso es lo que me quita el sueño", dice Luna desde un teléfono celular en Ciudad Juárez, donde se aprestra a estrenar Abel, su segundo filme como director tras el documental J.C. Chávez, basado en la vida del boxeador Julio César Chávez.

El filme Abel abrirá el Sexto Festival de Cine de Santiago (Sanfic 6), el próximo martes 17 de agosto. En tal ocasión, el propio Diego Luna presentará el trabajo estrenado este año en el Festival de Cannes. La cinta describe la historia de un niño de nueve años que regresa a su hogar tras estar internado en un hospital psiquiátrico. "Hace mucho tiempo que le daba vueltas a la idea de este filme, pero fue finalmente la experiencia de ser padre la que gatilló el rodaje", cuenta Luna.

¿Qué lo motivó a realizar el estreno latinoamericano de su película en Sanfic?

Mis socios de Canana Films (ver recuadro) me han hablado muy bien del festival. Sé que tiene una línea clara que privilegia el buen cine y además tengo muchas ganas de estar en Chile en un momento crucial en la historia de ustedes. Estuvo la elección reciente y, bueno, la tragedia del terremoto. México tiene una comunicación más fluida con Colombia o Argentina, pero creo que Chile es más parecido a nuestro país. Lo sé porque he estado allá como tres veces, la primera cuando tenía 14 años y fui con mi padre a un festival de teatro. El es diseñador.

Este año además se estrenó en Berlín la película Revolución, producida por Canana ¿Cuál es la intención de ese filme que también se dará en Sanfic?

Revolución es una respuesta a todas las celebraciones desmedidas que se están haciendo en México por el Bicentenario. Este año también son los 100 años de la Revolución Mexicana y me parece que el país está mal. La idea era que 10 directores hicieran un corto de 10 minutos sobre nuestra realidad actual, evitando cualquier ambientación de un siglo atrás. Sólo entenderemos el pasado si comprendemos lo que pasa ahora en México. No me parece todo este fervor del Bicentenario cuando el país vive a mi juicio una depresión económica grave, hay un nivel de violencia impresionante y, para rematarla, los desastres naturales nos acechan.

¿Tiene más optimismo en el cine mexicano por lo menos?

Si, en el sentido de que hay una gran cantidad de muy buenos directores y no sólo los tres o cuatro que todo el mundo conoce. Precisamente en esta película colectiva juntamos a muchos de ellos, desde Carlos Reygadas (Luz silenciosa) hasta Fernando Eimbcke (Temporada de patos). Era una apuesta peligrosa, pues se trata de estilos y enfoques diferentes. Gael (García Bernal) y yo también hicimos dos cortos.

¿Dejará la actuación para dedicarte a la dirección?

Lo que puedo decir es que así como actuar en Y tu mamá también me cambió la vida, la dirección de Abel es la segunda experiencia profesional que me marcó. Claramente quiero seguir dirigiendo y produciendo, entre otras porque uno no se puede mirar al espejo toda la vida y hay que ser también vehículo para que otras voces con talento puedan hacer películas.