¿Era cursi Rubén Darío?
¿Qué define la cursilería? Si seguimos a la RAE, cursis son aquellos artistas u obras que "en vano pretenden mostrar refinamiento expresivo o sentimientos elevados". A ojos de Ramón Ortega y Frías, autor de La gente cursi (1872), se trata de "esa clase desgraciada que está entre el obrero y el aristócrata". La última definición la dio ayer, en la Cátedra Bolaño de la Universidad Diego Portales, el escritor mexicano Alvaro Enrigue: "La cursilería es la música íntima de la clase media latinoamericana". De allí a los versos de Rubén Darío hay sólo un paso, apuntó ayer Enrigue, autor de Vidas perpendiculares e Hipotermia, uno de los narradores mexicanos más sobresalientes de la actualidad.
En la conferencia Ruben Darío trepador: políticas de la cursilería, se detuvo en los rasgos arribistas del nicaragüense, un poeta que a sus ojos estaba más preocupado de la posición social que de la obra. De allí que en su autobiografía hiciera mención a cada una de las personas distinguidas con que se topaba o que no integrara a su esposa en la vida social, porque era hija de un jardinero. Los últimos versos de uno de sus poemas, A Colón, recitados por Enrigue con voz profunda, dieron pie a un comentario sobre la lírica actual: "Para escribir un poema así de triste sobre América Latina hoy habría que poner narco paramilitares, comerciantes ambulantes y demócratas corporativos, a Slim y al Subcomandante Marcos, a Menem y a Chávez, el cambalache de siempre".
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