Escultura inflable de 18 metros, inspirada en arte precolombino, invade el Bellas Artes
<P>La instalación <I>Bicéfalo</I> es creación del chileno Javier Tapia y el danés Peter Bonde.</P>
Algunos lo han comparado con los "ready made" que producía Marcel Duchamp, pero el artista chileno Javier Tapia (1976) prefiere llamarlo "arqueología de motivaciones". Radicado hace 12 años en Copenhague, Tapia ha basado su obra en la intervención y resignificación de objetos encontrados. Todo puede ser material para sus esculturas: desde piedras, escobillones, botellas y lámparas, hasta cerámicas precolombinas y figuras de Moais. Su trabajo se entrelaza con la memoria personal, histórica, social y cultural que los objetos portan, los que tienen un significado individual, pero también colectivo.
Mientras estudiaba en la Royal Academy of Arts de Dinamarca conoció a Peter Bonde (1958), profesor y artista (representante de Dinamarca en la Bienal de Venecia de 1999) que, aunque le lleva por delante varios años de carrera, comparte su interés por la hibridación de las culturas, partiendo por la vikinga. Hace unos años comenzaron a trabajar juntos en un diálogo chileno-danés que por estos días se puede ver en el hall del Museo de Bellas Artes. Double headed south: Bicéfalo, es la instalación, financiada por el Danish Art Council, que Tapia y Bonde armaron con objetos intervenidos, donde se confrontan sus imaginarios culturales y biográficos. El punto de origen es local: un huaco o vasija precolombina que es reinterpretada a través de una escultura inflable de color plata, de 18 metros de ancho por 7 de alto, que simula el contorno de la figura original que tiene sus entradas tapadas por especies de botellas.
"Hace tiempo que vengo haciendo un estudio sobre las piezas del Museo Precolombino para entender mi propia historia pero también los referentes de Latinoamérica. Elegí la figura del Silbador para comenzar el diálogo con Peter, y él la intervino con estas dos botellas. Es una metáfora que reúne el presente y el pasado, y que habla sobre el proceso postcolonial de nuestras culturas", dice Tapia, quien ha desarrollado una sólida carrera desde Europa, con exposiciones en España, Inglaterra, Estados Unidos, pero que en Chile es prácticamente desconocido. "Me interesa mucho que mi obra se difunda en Chile y siento que con esta exposición estoy saldando en algo esa deuda", dice Tapia.
En el Bellas Artes, la gran pieza inflable está suspendida sobre una plataforma, y bajo ésta hay una especie de pabellón que oculta un mini museo: donde hay vitrinas con esculturas y objetos encontrados que hablan de la hibridez cultural. También se proyecta la película de ficción que lleva el titulo de la exposición y que narra el viaje de los artistas entre Chile y Dinamarca. Además, en la galería D 21, Bonde y Tapia exhiben dibujos del proceso creativo y proyectan un filme construido con diapositivas ajenas grabadas en los años 70 y 80.
"El diálogo se establece como confrontaciones de experiencias: Peter representa una generación vieja y yo nueva, él viene del norte y yo del sur, la historia de Dinamarca es la de un pueblo colonizador, y yo provengo de una cultura colonizada. La idea de la exposición es abrir la reflexión al público, ningún objeto está fichado porque todo queda a libre interpretación; es una invitación a la curiosidad y generar preguntas a través de objetos que son parte de nuestro imaginario", resume el chileno sobre la muestra que luego se reeditará en Copenhague.
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