Esmerado pero desabrido fue debut discotequero de actriz de ¿Dónde está Elisa?

Tuvo que aguantar que un pascuense de taparrabos y plumas la tomara, se la echara al hombro, la paseara por el escenario y luego la dejara caer como costal de papas. Y Montserrat Prats, la Elisa de la exitosa teleserie de TV, mantuvo la sonrisa y una nueva actitud zen durante todo su debut discotequero en Planet TV, un templo al reggaetón, el roncola y la farándula en La Cisterna. Al final, a las cuatro de la mañana de ayer se fue del lugar donde la "geisha chilena" bailaba cumbia al lado de una rubia oxigenada con implantes a lo Pamela Anderson, y un ejército de adolescentes de jeans súper ceñidos y look de hiphoperos saltaban sin parar. Y Prats demostró que este tipo de shows no son lo suyo. Llegó, dijo una docena de frases, posó para sus fans, intentó seguirle el ritmo al grupo de cuatro pascuenses hiperventilados, soportó una artillería de preguntas estilo tribunal de guerra de los reporteros de programas de copuchas y se fue.

A las 2 de la mañana el anfitrión de la discoteca anunciaba a "Elisa". A las 02.30 llegó ella. Con un vestido tipo polera larga de algodón que le quedaba suelto, "patas" negras, zapatillas rojas, abrigo y el pelo con cintillo estilo colegiala. Parecía de 16 años. Tres guardias con cuerpo tipo ropero la escoltaron junto a una amiga que hacía de chaperona hacia el sector vip en los balcones del segundo piso, que dan a la pista central . Y a las 3 salieron cuatro llamaradas del escenario y apareció ella y el panelista de SQP, de Chilevisión, Juan Pablo Queraltó, que fue como el Antonio Vodanovic de la presentación. El hizo todo. Condujo, hizo los chistes y rutinas. Mientras la actriz miraba, sujetaba el micrófono con sus uñas pintadas de rojo e intercalaba frases cortas. "¡Un espectáculo espectacular!", gritaba el hombre. "¡Revivimos a Elisa Domínguez!", anunció ante la estrella invitada que ganó un millón 500 mil pesos por el "evento". "Estoy muy bien, muy contenta", respondió ella.

"¿Quién mató a Elisa?", le preguntaron. "No sé", contestó Prats. "¿La mató Consuelo?", le contrapreguntaron. "No sé", repitió ella. "¡Ni un brillo!", opinaba una asistente en primera línea. La actriz comentó "estupendo" ante diversas situaciones. Gritó "¡uau!" y "¡ay!" varias veces durante el desfile que se hizo con cuatro modelos. Señaló "anda a pata pelada", ante un maniquí que entró sin zapatos, y "esto es mucho más veraniego", ante la modelo Belén Hidalgo, que salió en bikini. Agregó que le gustan más los hombres morenos, "aunque un rubio también puede ser". Afirmó que "esto también es parte de la actuación"; opinó "es más sexy", frente a un tipo en boxers, y poco más. Siempre parada en una esquina del escenario. Hasta que entró el cuerpo de baile Kitemate, de Rapa Nui.

Empeñados en sacarla de contexto, los cuatro protagonistas que saltaban, brincaban, se contorsionaban y ponían caras rodearon a Prats. Ella gritaba con las manos en la boca, actuando. Le pidieron que bailara. Lo intentó. Pero estaba casi tiesa con estos bailarines demasiado explícitos. Y finalmente uno de ellos la levantó con los dos brazos. Se la echó a un hombro. La tomó bajo la cintura. La cara de Prats cambiaba a un rictus serio. El pascuense se dirigía a la salida del escenario. Y antes de la puerta la soltó. Ella cayó. Un guardia trató de afirmarla. La actriz estuvo a punto de perder el equilibrio. Y fue allí donde por unos segundos arrugó la frente, se puso roja y más tarde contó que "me pegué heavy". Aunque hizo su último esfuerzo. Y volvió a despedirse. Con buenos modales.