Espacio M, el primer slow mall de Santiago

<P>Aromaterapia y melodías de piano en los pasillos. Estas son las cualidades de este recinto que se abrirá en una antigua casona en Compañía esquina Morandé. </P>




Tendrá cerca de 50 tiendas de ropa y accesorios repartidos en tres pisos. Más de 450 estacionamientos subterráneos, un surtido patio de comidas e incluso un supermercado, es decir, la equipación típica de un centro comercial de Santiago. Sin embargo, las personas que acudan al Espacio M, el mall que se construye tras una añosa casona en Compañía 1214, vivirán una experiencia distinta. Mientras vitrineen, podrán sentir aromas de salvia o citronella en el ambiente y en vez de escuchar música envasada de fondo, oirán melodías de piano tocadas por alumnos de la Escuela de Música de la Universidad de Chile.

No sólo eso. Quienes compren ahí lo harán en un lugar con un alto valor patrimonial, pues el nuevo mall -que abrirá sus puertas en marzo de 2012- restauró y mantuvo la fachada del antiguo edificio que se emplazaba en el lugar y que fue diseñado por el arquitecto francés Lucien Henault a fines del siglo XIX. De hecho, entre el renovado frontis y la nueva estructura donde estarán las tiendas, habrá un espacio de cinco metros de ancho de acceso libre, una suerte de paseo peatonal semiabierto, similar al que existe a un costado del Museo Precolombino.

Estas cualidades, muchas de ellas nunca antes vistas en la capital, definen el concepto de slow mall, una tendencia cada vez más usada en ciudades europeas y que a través de Espacio M llegan por primera vez a Santiago. El estilo slow, que también se utiliza en el diseño, apela a la reutilización de espacios públicos y a la ralentización de las actividades cotidianas. En el caso de los centros comerciales se complementa con una decoración neutra y poco llamativa, subrayando la idea de que las personas van al lugar para adquirir un producto y no para consumir. "Comprar es una experiencia emocional regeneradora que da bienestar a quien la realiza. Consumir es algo compulsivo, que no deja prácticamente nada. Este mall lo que busca es que la persona que entre se tome su tiempo, descanse y no se sienta bombardeada por las marcas", explica Mauricio Carrasco, encargado de plasmar la filosofía slow al interior de Espacio M.

Por ejemplo, a diferencia de lo que ocurre en otros centros comerciales, el tamaño de los logotipos de las tiendas no puede superar una determinada medida (60 cm x 60 cm), mientras que el color de las paredes debe ser de tonos pasteles. Los pilares serán recubiertos de maderas nobles, la iluminación será tenue y habrá abundantes maceteros con hierbas naturales y no con plantas artificiales, como suele ocurrir en los malls tradicionales. "La filosofía slow apela a los sentidos. Por eso, la opción de los aromas. Y como también se hace cargo del entorno, el piano será tocado por los estudiantes de Música de la Universidad de Chile, cuya escuela está al lado de Espacio M", agrega.

El rescate de fachadas patrimoniales se hizo popular en Europa durante la década del 80, cuando comenzaron a reutilizarse los cascos antiguos de las ciudades. En paralelo, en Italia se creó el movimiento citta slow, que busca ampliar estas directrices en toda la urbe.

El palacio neoclásico donde estará el Espacio M fue construido en 1892 para la familia Larraín Zañartu. Aunque el terremoto de 1985 provocó daños menores en la estructura, el edificio fue demolido y sólo se conservó el frontis. En 1986, ese sector de Santiago, cercano a la Plaza de Armas, fue declarado Zona Típica, por lo que cualquier proyecto inmobiliario llevado a cabo en esos terrenos debía respetar la fachada que quedó en pie. Sin ir más lejos, uno de los primeros trabajos que se realizó en Espacio M fue la restauración del frontis, donde, además de ser pulido, se pintó de blanco. Hoy, aquella estructura que estuvo desatendida por casi 25 años, debido a la falta de proyectos para reutilizar el terreno, reluce doblemente ante el opaco color verde agua del Palacio de Tribunales y el gris gastado que recubre el ex Congreso Nacional, ambos inmuebles ubicados frente al futuro mall.

"El lugar convive con un entorno que se está transformando. El edificio estará iluminado en las noches, lo que servirá para fortalecer turísticamente el barrio. En el futuro se construirá una plaza dura fuera del Palacio de Tribunales y con la refacción del Museo Precolombino que se realiza actualmente, la zona será un ícono de la ciudad", explica Germán Ilabaca, gerente general de Espacio M.

La intervención original fue ideada por el arquitecto Gonzalo Martínez de Irujo, el mismo que diseño la pasarela aérea que unió dos edificios del Banco Santander en calle Bandera. "Un lugar de esa magnitud y tan cerca de La Moneda necesitaba ser usado de alguna manera. Analicé estudios inmobiliarios y comprobé que en los próximos cinco años, 30 mil personas más vivirán en el centro de Santiago. Ante eso, faltaba un espacio que respondiera a las nuevas necesidades del sector, que dejó de ser financiero para transformarse en un núcleo gubernamental y habitacional", dice Martínez de Irujo.

El plan -que también incluye una torre de ocho pisos de oficinas que ya está terminada- fue aprobado por la Dirección de Obras de la municipalidad y por el Consejo de Monumentos en 2007, pero faltaba lo más importante: la financiación. A fines de 2008 el proyecto llegó a manos de Banmerchant, empresa experta en inversiones financieras. "Era un momento complicado, por la crisis, pero después de conocer la propuesta nos encantamos con el lugar. En 2009, compramos el sitio y en noviembre de ese año se iniciaron las obras", recuerda Ilabaca. Según el ejecutivo, cuando se inaugure Espacio M, cerca de 800 mil personas visitarán el lugar cada mes y algunas marcas ya han confirmaron su presencia, como Tavelli, Cocinarte, Ferouch, Adidas y Starbucks. "Tendremos cuatro entradas y se mantendrá la 'puerta de los presidentes', que da hacía la calle Compañía. La tradición dice que cada vez que salía electo un mandatario, acudía al diario El Mercurio, que funcionaba en esa casa, para sacarse una foto e ingresaba por ahí", agrega.

Francisco Sabatini, sociólogo de la Universidad Católica y experto en planificación urbana, apoya la propuesta de Espacio M. "Los centros comerciales se han ido erigiendo como los nuevos espacios públicos: es el lugar donde se compra, pero también sirven para pasar el rato o para encontrarse. Si a eso le añadimos una cualidad extra, como el aroma o un piano sonando de fondo, la idea se vuelve mucho más agradable", remata.

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