"Esto es la U; mojen la camiseta"
<P>Hartos de la crisis, el Nacional se llena de gritos contra el equipo.</P>
Universidad de Chile no levanta cabeza y, ante Audax, sumó su quinta derrota del campeonato, en nueve fechas. El nivel exhibido fue, incluso, más bajo que en partidos anteriores. No hay respuestas de parte del plantel para revertir una situación que se hace insoportable para la hinchada. De hecho, la ineficacia del juego estudiantil se traspasó a la tribuna donde, al menos en el sector preferencial de Marquesina, la gente se mostró crítica y con escasa tolerancia al error de los jugadores. "Esto es la U; mojen la camiseta", fue lo más suave que se escuchó.
Para colmo, los vándalos de costumbre exhibieron, en los últimos minutos, seis bengalas en el sector sur. El árbitro suspendió el partido medio minuto y tomó constancia. Al club le espera una nueva sanción (ver nota secundaria).
Ayer, pocos se salvaron del enfado de la hinchada. Pero el más cuestionado fue César Cortés, quien jugó un pésimo partido. De hecho, cada vez que recibió el balón, se escuchó un fuerte murmullo de desaprobación.
Mientras, el timonel universitario, Carlos Heller, visiblemente molesto, sólo miraba y se lamentaba ante cada error en la cancha.
En el segundo tiempo, a pesar del impulso motivacional del público para alentar a su equipo a revertir el resultado, los cuestionamientos volvieron rápido tras el tanto de penal (erróneamente sancionado: la infracción a Mora fue fuera del área) de Bryan Carrasco. Se jugaban recién 55 minutos: el sufrimiento sería largo.
Heller, quien vio el partido custodiado por cuatro guardias, seguía con cara de no entender lo que ocurría, mientras varios ídolos azules, como Marcelo Salas, Sergio Vargas, Leonardo Rodríguez y Alberto Quintano, todos presentes anoche en Ñuñoa, se tomaban la cabeza y esbozaban gestos de incredulidad e impotencia ante cada yerro u ocasión desperdiciada.
En la cancha, el panorama no era más claro. Gustavo Lorenzetti, desesperado, entregaba instrucciones a sus compañeros desde el banco antes que Lasarte decidiera su incorporación, a los 64'.
Dio igual. Los azules siguen en caída libre, y el panorama es cada vez más triste. Ya no queda ni la paciencia de su gente. Al final del compromiso, las pifias volvieron a sonar con estruendo.
En camarines, la desolación del plantel laico no se detuvo. El presidente de Azul Azul, como es costumbre, ingresó al camarín, pero esta vez sólo para acompañarlos. No hubo discursos, ni arengas de motivación como había ocurrido en las derrotas anteriores.
Luego de largo rato, Heller, Lasarte y todo el plantel se retiraron en silencio. Salvo Johnny Herrera y Leandro Benegas, los únicos que, escuetamente, dieron la cara para analizar la situación: "De una u otra forma tenemos que salir adelante
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