Estrenan La Piel de Venus, la película de Polanski sobre el sadomasoquismo
<P>El filme del realizador de <I>Chinatown</I> debuta en Chile en agosto. Es protagonizado por su esposa, Emmanuelle Seigner. </P>
El teatro siempre es el último refugio de Roman Polanski. Formado como actor en las películas de su compatriota Andrzej Wajda y ocasional personaje en algunos de sus propios filmes, el cineasta polaco acostumbra a encontrar una voz única, austera y de gran profundidad sicológica en las adaptaciones cinematográficas de obras que antes pasaron por las tablas. Es un cine diferente al ambicioso espíritu narrativo de El pianista, Tess u Oliver Twist, y mucho más emparentado con el Polanski de la claustrofobia y las pequeñas miserias humanas. La piel de Venus, que llega a Chile tras pasar por el Festival de Cannes 2013, es el último de aquellos largometrajes de pocos personajes y tensión galopante en el aire.
La cinta, que se estrenará la primera semana de agosto, se basa en la obra homónima del dramaturgo David Ives, uno de los éxitos de la temporada 2010 en Nueva York y ganadora de un premio Tony a Mejor Actriz para Nina Arianda.
Polanski le da el rol de la mujer a Emmanuelle Seigner, su esposa hace más 25 años y protagonista de varios de sus filmes, incluyendo Búsqueda frenética (1988), Perversa luna de hiel (1990) y La última puerta (1999). No es una elección al azar, considerando que La piel de Venus es una historia dentro de otra historia: el director teatral Thomas Novachek (Mathieu Amalric, de gran parecido a Polanski, por lo demás) busca una actriz para protagonizar su adaptación de la novela La venus de las pieles del austríaco Leopold von Sacher-Masoch, obra que dio origen al término masoquismo. Esa mujer es Vanda, a cargo de Emmanuelle Seigner.
Con sólo 96 minutos de duración y un costo muy bajo para los estándares del director (cerca de seis millones de dólares), La piel de Venus es la cuarta adaptación que el cineasta hace de un montaje teatral: antes filmó Un dios salvaje (2011), basada en la pieza de Yasmina Reza; La muerte y la doncella (1994), sobre la obra del chileno Ariel Dorfman, y Macbeth (1971), la elogiada producción que adaptó el clásico de Shakespeare y que el cineasta rodó en Inglaterra y Gales, después del asesinato de su primera esposa, Sharon Tate.
Para algunos es también un nuevo capítulo de una vieja serie de filmes antológicos de Polanski. Fue la llamada "trilogía del apartamento", que incluyó Repulsión (1965), sobre una mujer (Catherine Deneuve) que pierde la razón en Londres; El bebé de Rosemary (1968), el clásico acerca de una embarazada (Mia Farrow) acosada por terroríficos acontecimientos, y El inquilino (1976), donde el mismo Polanski es un tímido arrendatario de un departamento cuyo anterior huésped se suicidó.
En la piel de Emmanuelle
Cuando Roman Polanski presentó La piel de Venus en Cannes 2013, la crítica en general trató bien la producción e insistió en compararla con El inquilino, protagonizada por el propio Polanski. El realizador, que ese año cumplió 80 años, se tomó aquel paralelismo con desenfado y buen humor, pero no dejó de recordar que aquel largometraje fue despedazado por la prensa especializada. "Nos humillaron. Preferiría que no se repitieran esos sucesos", comentó Polanski, quien en el 2002 se llevó la Palma de Oro por El pianista en el mismo festival.
En La piel de Venus todo parte con Vanda (Emmanuelle Seigner) caminando por una calle de París mientras llueve torrencialmente. Los hojas caen al suelo, los relámpagos iluminan las calles y hacia un costado se ve el teatro donde el director Thomas Novachek (Matheiu Amalric) habla y habla por su celular, discutiendo con los productores al no encontrar a la actriz apta para el personaje. Entra a la sala Vanda y Thomas cree que la chica se ha equivocado de dirección: de lenguaje vulgar, masticando un eterno chicle y mirada distraída rinde la audición. Novachek mueve la cabeza y quiere despacharla, pero ella insiste. Lo que vendrá es un inesperado juego de seducción y sometimiento, con Novachek reducido a otra cosa y Vanda transformada en lo que nadie espera.
La primera película hablada en francés de Polanski es en cierto modo un desafío al común y conservador canon que indica que el hombre domina en la relación afectiva entre ambos sexos. La película también lleva esta inversión al campo sexual. Cuando a Polanski le preguntaron en Cannes por tal aspecto de la historia, respondió: "La sátira sobre el sexo es muy seductora. En algún momento esta idea del macho es destrozada en mil pedazos. Eso es muy entretenido. Sin embargo, quienes me conocen saben que yo no tengo nada que ver con este tipo de director (el de la obra de teatro), por lo que el placer que sentí al leer la obra fue aún mayor".
Humillados, ofendidos y entregados a una pasión peligrosa, los protagonistas de La piel de Venus son parientes cercanos de los amantes de Perversa luna de hiel (1992), donde Emmanuelle Seigner también interpretaba a una mujer con más armas de las que en principio mostraba. Nadie conoce mejor que el propio Polanski los recursos que su esposa esconde tras esa apariencia distraída. b
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