Eugene Polley: el inventor que sentó a los televidentes

<P>Nunca gozó de gran popularidad y sólo ganó un bono de mil dólares por su invención. En 1955, el creador del primer control remoto de la historia -quien falleció hace unos días- fue el padre de un fenómeno que continúa siendo parte de la vida cotidiana: el <I>zapping</I>. </P>




Si alguna vez perdió el control remoto o se quedó sin pilas, seguramente se dio cuenta de lo vital que resulta este pequeño aparato. Eugene Polley, su creador, falleció hace unos días dejando como legado un instrumento que no sólo generó un cambio tecnológico clave, sino que también uno cultural al ayudar al surgimiento de lo que los norteamericanos llamaron el couch potato ("papa de sillón"): aquel personaje que dedica su tiempo al incesante salto de canal en canal sin tomar atención a un programa en particular.

Polley nunca terminó estudios formales ni tampoco tuvo otras invenciones famosas. Nació en una familia pobre de Chicago (EE.UU.) en 1915, fue abandonado por su padre a los 10 años y a los 20 dejó sus estudios técnicos para ayudar a su madre, llegando en 1935 -plena Gran Depresión- a vender repuestos en Zenith, compañía fundada para desarrollar equipos de radio y que ahora es parte del grupo coreano LG.

Gracias a su afición por la tecnología, ascendió rápido, llegando a colaborar con el Departamento de Defensa de EE.UU. en el diseño de radares para la II Guerra Mundial. En 1950, EE.UU. vivía el pleno auge de la TV y Zenith se había hecho conocida por su intento de eliminar la necesidad de pararse cada vez que se quería cambiar de canal.

La apuesta, encargada por el presidente de la compañía, Eugene McDonald, consistía en un aparato llamado Lazy Bones ("huesos flojos") y que era un control conectado directamente a la TV por un largo cable. La recepción fue pésima: la compañía recibió cientos de reclamos por los frecuentes tropiezos en los livings de EE.UU. Lo que se necesitaba era una solución inalámbrica.

Así fue como McDonald llegó a Polley, quien ya se había hecho de un nombre y un puesto en el departamento de ingeniería. El encargo era crear una alternativa sin cables para superar el traspié del Lazy Bones y arrasar con la competencia. En 1955, Polley presentó a la compañía el Flash-Matic, un equipo inalámbrico que emitía un haz de luz que debía proyectarse -con mucha precisión- hacia un sensor ubicado en una esquina de la TV y que, gracias a celdas fotoeléctricas, interpretaba estas señales como comandos.

El diseño y el funcionamiento eran más bien rústicos: la forma de pistola -diseñada por Polley e inspirada en los shows del viejo oeste- estaba fabricada de plástico y la luz solar interfería con las celdas que recibían la luz, cambiando los canales o apagando el televisor. Aun así fue un éxito: 30 mil unidades se vendieron en su primer año. Polley no se hizo millonario, ya que su creación era propiedad de Zenith, de la cual solo recibió un bono de US$ 1.000 de la época.

Pese a que Robert Adler -científico que huyó de la Alemania nazi y se integró a Zenith- diseñó un equipo más eficiente que luego sería reemplazado por los rayos infrarrojos actuales, Polley -quien en 1997 obtuvo junto a Adler un Emmy por su aporte a la tecnología de la televisión- estaba orgulloso de su creación. Como dijo en una entrevista de 2002, el inodoro "puede haber sido la invención más importante de nuestra civilización, pero el control remoto se le acerca bastante. Es casi tan importante como el sexo".

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