Eugenio Lira Massi, el rescate del reportero ingenioso y atrevido
<P><I>El hombre del momento</I> es una muestra de su estilo: vigoroso, insolente y chispeante. Ediciones UDP rescata las crónicas del periodista que brilló en la prensa local en los 60 y 70.</P>
El lunes 22 de mayo de 1972, Eugenio Lira Massi comenzó su columna con un párrafo que echa luces sobre los procedimientos de uno de los periodistas de escritura más vigorosa de nuestra historia. "Hay gente que piensa y luego escribe. Se pone a la máquina de escribir solamente cuando tiene ya todo claro. A mí me ocurre al revés. Parece que pensara con la máquina y muchas veces necesito ponerme a escribir para aclarar las ideas. No sé en qué irá ni me interesa, mientras funcione".
La confesión es sencilla y honesta. Sorprendente, incluso, cuando la firma de Lira Massi (1934-1975) en "La columna impertinente" se asocia al periodismo popular y de trinchera. En su caso, desde el diario Puro Chile, donde escribió sus mejores textos, y que Ediciones UDP recopila en El hombre del momento.
Pero más allá de las categorizaciones y de la política, estamos frente a un miembro de una generación irrepetible, cuyo trabajo alcanzó altos estándares narrativos, casi siempre desde el reporteo diario. Tito Mundt, Luis Hernández Parker, Arturo Matte Alessandri y el propio Lira Massi, entre otros, alcanzaron su máximo desarrollo en los 60 y, en algunos casos, hasta el fin de la Unidad Popular.
La primera parte de El hombre del momento ofrece un extenso relato autobiográfico publicado por entregas entre abril de 1971 y enero de 1972 bajo el título de "Erase una vez". Una gran crónica sobre la infancia, la familia aclanada y la vida de los barrios populares de Independencia: los amigos, los vecinos, los domingos de matiné, los perros fieles, la creación de pequeños clubes de fútbol y una ciudad que se agigantaba alrededor. Las más de 100 páginas de este segmento bien pueden leerse como un camino lateral, o un contrapunto, a lo que Manuel Rojas muestra en Hijo de ladrón y en sus cuentos .
Lira Massi era de esos cronistas capaces de estirar al máximo el lenguaje a la hora de defender los derechos de los más humildes, atacar a los poderosos, homenajear a quien lo merecía o descargar su rabia contra aquellos que le resultaban, cuando menos, sospechosos. Entre ellos, los hippies. "Estos sujetos, cuyo único enemigo implacable es el jabón, en siniestra complicidad con el champú, dieron una clara muestra del grado a que pueden llegar los hijitos de su papá cuando detrás de ellos no hay nada salvo el dinero", escribió después del festival de Piedra Roja.
Aunque las crónicas de Lira Massi también abren paso a temas más mundanos. Y curiosamente son ésos los que mejor resisten. "Ustedes saben cómo son estos resfriados. Tengo las piernas más endebles que un yuyo, y parece que estuviera hecho de corcho", escribe en 1970. "Me he tomado una botella de pisco, medio litro de jugo de limón, convenientemente mezclados, y una tira de aspirinas, y lo único que he conseguido es sentirme más imbécil y desgraciado que antes".
Este fragmento es parte de una crónica aparecida el 1 de julio de 1970, con Santiago en pleno invierno. Quizás un invierno tanto o más frío que el actual. Y aunque Lira Massi ya no está (murió en París en 1975), las crónicas de este libro son la prueba de que el paso del tiempo corre para todos, menos para las pequeñas verdades.
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