Ex lautarista, encapuchados y cercanos despiden sin incidentes a anarquista




"El no murió en su ley, murió sin ley", dijo ayer Claudio Morales al despedir en el cementerio Parque del Sendero de San Bernardo a su hermano Mauricio Morales, que murió despedazado la madrugada del viernes, tras explotar una bomba que cargaba en su mochila.

Al funeral llegaron más de 300 personas. Había encapuchados y jóvenes con rostro descubierto, que lo conocían del centro cultural Cueto-Andes y de la biblioteca popular Sacco y Vanzetti, del barrio Brasil.

Entre los asistentes estaba Rodolfo Retamales Leiva, El Garza, un ex integrante del Movimiento Juvenil Lautaro que estuvo preso más de 10 años por la muerte de tres detectives en 1992.

En la jornada, donde no hubo incidentes, habló un encapuchado que reivindicó el movimiento anticarcelario al que habría pertenecido Morales. Por ello se presume que participó en los ataques al Juzgado de Policía Local de Providencia y a un centro de Gendarmería en el centro, el 4 de enero pasado.

Fuentes ligadas al caso confirmaron que había policías encubiertos que realizaban un catastro de jóvenes similares al que acompañaba a Morales el día de la explosión. Sobre su identidad se maneja una lista de ocho sospechosos.

A través de un sitio web apoyaron a Morales los grupos León Gzcolgoz, Jean Mar Rouillan y Severino Giovanni, presuntos autores de las detonaciones en la ANI en 2006, en el Banco BCI en 2008 y de las amenazas al fiscal del caso, Francisco Jacir, respectivamente.

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