Exposición rescata a los estudios precursores de la fotografía en Chile

<P> Hasta el 30 de septiembre se exhibe en la Universidad Diego Portales fotos tomadas entre 1860 y 1910.</P>




Fue un aviso discreto, al borde de la página, sin dibujos y de no más de 100 palabras. Sin embargo, se convirtió en uno de los hitos del desarrollo de la fotografía en Chile: en 1843, el Mercurio de Valparaíso publicó el primer anuncio sobre un estudio fotográfico en el país, en el que se ofrecía la toma de retratos posados, ampliados en placas de cobre, que inmortalizarían para siempre los rostros y eventos familiares: matrimonios, bautizos y primeras comuniones.Tres años antes, en 1840, llegaba al puerto de Valparaíso una cámara oscura que permitió tomar los primeros registros fotográficos del país.

Tanto las cámaras como los implementos fueron traídos por extranjeros ansiosos de expandir el fenómeno de la fotografía, que en Europa y EEUU empezaba a desplazar a la pintura en la técnica del retrato.

El impacto fue inmediato y para fines de los años 40 ya se asentaba un exitoso mercado, conformado por verdaderos imperios fotográficos, como el estudio Cruz de Reyes, con sede en Valparaíso y Santiago, el cual vio pasar a seis generaciones de fotógrafos entre 1949 y 1933.

Bajo el nombre de Imágenes del tiempo: precursores de la fotografía en Chile, se exhiben, hasta el 30 de septiembre en la Escuela de Historia de la Universidad Diego Portales, 12 reproducciones de fotos tomadas entre 1860 y 1910 (gigantografías), procedentes de siete estudios fotográficos locales distintos."Fue el auge de los grandes estudios. Sobre todo en Santiago y Valparaíso. Los fotógrafos hacían giras y el público los esperaba, se preparaban con sus mejores atuendos y tomaban hora para retratarse. Eran momentos de mucha solemnidad. A través de las fotos se dejaba huella de la existencia personal", dice la historiadora Solène Bergot, curadora de la muestra que recoge la colección perteneciente al Centro Nacional de Patrimonio Fotográfico, dependiente de la UDP.

Del retrato al paisaje

Convertido en el lugar más visitado por la aristocracia de la época, el estudio Cruz de Reyes convocó, por décadas, a los más talentosos fotógrafos. Pedro Emilio Garreaud, Félix Leblanc, Obder Heffer y Jorge Valck fueron más reconocidos, enfrentándose a otros seis exitosos competidores, como San Juan de Dios, de la Familia Cunich, Díaz y Spencer, Cipriano Vera, Francisco Arenas, José Bernardo Rodríguez y Valentín López. "Cada estudio tenía su timbre y diseño característico, y participaban en concursos internacionales de fotografía. Cuando los avances tecnológicos permitieron lanzar camáras de menor costo, surgieron los fotógrafos aficionados, quienes pasaron de una foto posada a una foto más casual y cotideana", señala Bergot.

Las imágenes de los grandes estudios se caracterizaron por la solemnidad de sus ambientaciones. Los hombres posaban junto a libros gruesos, las mujeres con cortinas, altares y vírgenes de fondo y los niños lucían lujosos juguetes.

Con el tiempo, el retrato decayó y los fotógrafos se insteresaron en salir a buscar nuevos temas para sus cámaras.

El paisaje recién apareció en 1860 en la lente de los fotógrafos. Pero los tiempos de exposición eran tan prolongado que era imposible fijar bien la imagen. Un gran exponente del género fue Obder Heffer, de quien se exhibe una panorámica del puerto de Valparaíso y una esquina de la Alameda, en Santiago. El hizo una importante serie al sur del país, donde retrató a los mapuches.

Así, cada uno brilló en lo suyo. Jorge Valck capturó la sociedad porteña y fue el fotógrafo oficial de los presidentes Ramón Barros Luco y Juan Luis Sanfuentes. Mientras, Garreaud publicó en 1863, junto a su amigo Benjamín Vicuña Mackenna, el libro de fotos Álbum del Santa Lucía, y Félix Leblanc editó el libro Terremoto del 6 de agosto de 1906.

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