Filme sobre origen de lucha gay desata controversia en EE.UU.

<P>Piden boicotear <I>Stonewall </I>por excluir a afroamericanos y latinos.</P> <P>R La cinta de Roland Emmerich se estrena en septiembre.</P>




La dotación era la acostumbrada para estos casos. Entraron cuatro policías de civil y dos oficiales de uniforme. Llegaron por la puerta delantera del bar, mientras en la calle los aguardaban algunos efectivos en espera de las instrucciones. Se supone que sería una redada más al Stonewall Inn, el bar gay más importante de Nueva York, y que, como siempre, los clientes del boliche serían revisados, insultados, golpeados e ingresados en fila india al carro de policía con destino a la cárcel nocturna más cercana. Aquel sábado 28 de junio de 1969, sin embargo, los procedimientos del subinspector Seymour Pine no fueron de rutina.

Fue la madrugada en que un grupo de 200 gays, transexuales y lesbianas puso en aprietos a la policía de Nueva York. Los llamados disturbios de Stonewall, que enfrentaron durante cuatro horas a manifestantes gays y a la fuerza pública, serían sucesivamente celebrados por la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgénero), primero en las principales ciudades de Estados Unidos y luego en las más importantes del mundo. Actualmente el 28 de junio es oficialmente el Día del Orgullo Gay.

A 46 años de los disturbios, el realizador alemán Roland Emmerich estrenará un filme sobre los acontecimientos, al que bautizó simplemente como Stonewall. La película tiene el perfil histórico e ideológico que suelen brindar las producciones que se estrenan en el último tercio del año, buscando las nominaciones al Oscar. Pasó en 2013 con 12 años de esclavitud, en 2014 con Selma y ahora con Stonewall, que se muestra en el Festival de Toronto, a principios de septiembre. A diferencia de las dos primeras, sin embargo, Stonewall ha tropezado con una serie de críticas y burlas desde que se lanzó su primer trailer la semana pasada.

El viejo local nocturno Stonewall es un auténtico lugar de peregrinación para la comunidad gay en Estados Unidos y cualquier película que utilice su nombre (ya hubo otra en 1995) se enfrentará al juicio público. Hasta el momento, por ejemplo, el estudiante transexual Pat Cordova-Goff lleva reunidas casi 25 mil firmas en internet para pedir públicamente un boicot a la película, que llega el 25 de septiembre a salas comerciales de Estados Unidos. "¿Un hombre blanco y que no es transexual como protagonista? Parece una forma de borrar las historias de gays y transexuales de color para hacerlo más atractivo para la gran pantalla", dice Pat Cordova-Goff en su página.

Al llamado de firmas en Estados Unidos se sumó también el de la revista británica de izquierda The New Statesman, que cuestiona la ausencia de figuras capitales del movimiento LGBT en la cinta. "Sylvia Rivera y varios otros pioneros de Stonewall ni siquiera aparecen en los créditos. Entre ellos está, por ejemplo, Miss Major Griffin-Gracy, que fue golpeada por un policía antes de que la llevaran a la correccional, donde le rompieron la mandíbula. O Stormé DeLarverie, una lesbiana y drag king (mujer vestido de hombre) que sangraba mientras la llevaban esposada e incitó a la muchedumbre a que se rebelara", escribe Helen Thomas en la revista.

Las palabras de DeLarverie, de hecho, fueron las que desataron la ira final de los manifestantes de la calle Christopher Street. Tras su intervención, los protestantes lanzaron los primeros ladrillos a los ventanales superiores del local Stonewall y pincharon varios neumáticos de carros celulares. La película de Emmerich no sólo deja a un lado a estos personajes (todos afroamericanos y transgéneros), sino que además le da el protagonismo a un muchacho blanco del Medio Oeste estadounidense (Jeremy Irvine) que llega a la Gran Manzana y descubre su identidad sexual. Otro de los actores es Jonathan Rhys-Meyers, quien interpreta al también blanco Trevor. Para muchos es sólo un blanqueamiento literal de la historia del movimiento gay en los 60, cuya lucha fue entablada en gran parte por homosexuales de origen negro, latino y de muy bajos recursos.

Emmerich, cineasta abiertamente homosexual, conocido por El día después de mañana y Anónimo, salió a moderar los ánimos en su página de Facebook. "Entiendo que tras el lanzamiento del trailer haya preocupación acerca de cómo se relaciona nuestro protagonista con la historia, pero cuando la cinta se estrene las audiencias comprobarán como realmente honramos a los activistas reales que estuvieron ahí".

El director no está solo. El dramaturgo y activista gay Larry Kramer, autor de la obra en que se basa la exitosa serie de HBO The normal heart, lo defiende así: "No escuches a los locos. Por alguna razón hay personas que insisten en mantener su importancia y participación en las revueltas. Como pasa tanto en la historia, no hay forma de probar muchas cosas, lo que nos permite a artistas como tú (y como yo) tomar esencias e intentar buscar y expresar el significado y la verdad".

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