Flynn: "Las mujeres ganaron cinco puntos en CI sobre los hombres en la era de la modernidad"

<P>El destacado investigador estadounidense, quien en los 80 describió por primera vez el aumento de CI en las nuevas generaciones, conversa con <I>La Tercera </I>sobre sus nuevos descubrimientos: las mujeres alcanzaron a los hombres en las pruebas de inteligencia. </P>




USTED es más inteligente que sus padres, pero menos que sus hijos. Es lo que ha observado la ciencia en el último siglo: cada nueva generación es más inteligente que la anterior. Un fenómeno que se conoce como "efecto Flynn", en honor a James Flynn, investigador estadounidense que analizó por más de 30 años el Coeficiente Intelectual (CI) en las poblaciones y descubrió que tanto en los países industrializados como en los que están en vías de desarrollo, el CI aumenta cerca de tres puntos por década. Pero subsistía una salvedad: la diferencia por género. Los estudios sugerían que, históricamente, las mujeres lograban menos puntajes en las pruebas estandarizadas de inteligencia. Esta semana, sin embargo, Flynn volvió a sorprender a la comunidad científica con los resultados más recientes de sus investigaciones: "En los últimos 100 años, los coeficientes intelectuales de hombres y mujeres han aumentado, pero en las mujeres han aumentado más rápidamente", dijo. Y en algunos países, agrega, están obteniendo registros de CI más altos que los hombres.

En conversación con La Tercera, este destacado sicólogo y actual académico de la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda, detalla lo que será su nuevo libro ¿Nos estamos haciendo más inteligentes? El CI creciente del siglo XXI, que será publicado en septiembre próximo: "Hace 30 años, las mujeres era superadas por los hombres tanto económicamente como en los test de inteligencia, incluso en el mundo desarrollado. Hoy, esas diferencias se han equiparado y las mujeres tienen ciertas ventajas", explica. En sus últimos análisis, Flynn estudió el CI de seis mil personas, de entre 10 y 22 años, de seis naciones en vías de desarrollo. En cuatro de esos países, la brecha se había revertido en favor de las mujeres. En Nueva Zelanda, Estonia y Argentina, los hombres bordean los 100 puntos, mientras las mujeres los superan con 101,5 puntos, algo que Flynn ya había observado en países desarrollados. En Australia, la diferencia tampoco existe: ellos tienen un CI aproximado de 100 puntos y ellas de 99,5. "En las naciones que he estudiado, las mujeres ganaron unos cinco puntos en CI sobre los hombres en la era de la modernidad", dice a La Tercera.

¿Y qué pasa en Chile? Algo similar a lo que ocurre en Australia. Aunque Flynn no tomó a nuestro país en su estudio, la escuela de Sicología de la U. Católica, como parte de un proyecto Fondef, aplicó el test de Inteligencia de Wechsler para adultos (WAIS IV), distinto al utilizado por Flynn, en 887 chilenos con la ayuda de cinco universidades regionales. ¿El resultado? Hombres y mujeres no tienen diferencia en su coeficiente intelectual. Ellos tienen en promedio 101,88 y ellas 98,92, según los datos otorgados por la UC en exclusiva. "Estadísticamente es lo mismo. En Chile no hay diferencias comprobadas entre hombres y mujeres en nivel de inteligencia. Ni en los adultos ni en los niños", dice Ricardo Rosas, director del proyecto y de Cedeti UC.

Efecto de la modernidad

Uno de los países que más llamó la atención de Flynn fue Israel. Fue el único de los analizados en que las mujeres seguían por debajo de los hombres en los test de inteligencia. "Esto se explica porque hay muchas mujeres ortodoxas, apegadas a la religión. Ellas tienen muchas restricciones y sellan las oportunidades de educación que podrían llegar a tener", explica a La Tercera. El caso israelí ayuda a entender el proceso que está llevando a las mujeres a superar a los hombres en este aspecto.

Durante mucho tiempo, las razones del efecto Flynn no estuvieron del todo claras. Un aumento en el CI de la magnitud comprobada por este investigador no podía deberse a un cambio genético, porque sucedía demasiado rápido como para que hubiese sido recogido por la evolución. La mejoría en la nutrición y en los niveles de educación fue la teoría más aceptada por muchos años. Pero no es solo eso. El propio Flynn dio con una explicación: de alguna manera -ha dicho en otras publicaciones- nuestro cerebro debió adaptarse para reaccionar de acuerdo a las exigencias de la modernidad. Y da un ejemplo: "Si le preguntaran a mi padre y a un niño de secundaria de hoy ¿qué tienen en común un perro y un conejo?, habría dos respuestas. Mi padre diría: 'los perros cazan conejos', lo que no está equivocado, pero no es la respuesta correcta en la actualidad. El estudiante de hoy, en cambio, contestaría: 'ambos son animales' o 'ambos son mamíferos'. Esta categorización no era la manera como la gente pensaba antes".

Con el mayor acceso de la mujer a la enseñanza superior, también vino su ingreso en masa al mundo del trabajo, a los cargos de responsabilidad y a la toma de decisiones. Y eso generó una persona capaz de hacerse cargo de varias tareas al mismo tiempo; en palabras de Flynn, con desarrollo de más habilidades, más disciplinadas, automotivadas y con la capacidad de aprovechar mejor las herramientas que les entrega la educación formal. "Las mujeres expuestas a la modernidad, a las escuelas, a la universidad y a puestos de trabajos, han alcanzado a los hombres", dice Flynn a La Tercera. El estudio de la Universidad Católica encontró pistas en el mismo sentido. Un ejemplo: entre hombres y mujeres de 16 o 17 años, solo con enseñanza básica, ellos tienen un CI promedio de 86 y ellas de 90. "Que ellas los superen levemente quiere decir que aprovechan mejor la educación que reciben", explica Rosas. Según los resultados obtenidos en este proyecto, una chilena con nivel educacional alto tiene en promedio 110 puntos de CI. En cambio, una mujer de nivel educacional bajo tiene 86 puntos en el mismo test de inteligencia. "En la medida en que las sociedades igualan las oportunidades de hombres y mujeres, la inteligencia se hace igual para ambos. Por eso las diferencias son significativas entre las personas con bajo y alto nivel educativo", agrega Rosas.

Según los datos del Consejo Nacional de Educación, las alumnas matriculadas en la universidad en los últimos siete años aumentaron en 44%. En cambio, los hombres, solo en 30%. Incluso, este año, al igual que en los cuatro anteriores, hay más mujeres (52%) que hombres (48%) inscritos en los planteles de educación superior. Los hombres están menos preparados para la educación formal, dice Flynn: "Ellos odian la educación tradicional. Esa es su mayor desventaja. Creo que en el futuro, el que las mujeres superen a los hombres en educación tradicional será algo permanente", concluye.

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