Francisco Ossandón Correa: "Estos niños son como hijos de uno"
<P>El jefe del equipo que separó a las siamesas, María José y María Paz, cuenta la historia humana tras la cirugía. </P>
Las horas previas a la operación que consiguió separar a las siamesas, María Paz y María José Paredes, el jefe de cirugía pediátrica del Hospital Calvo Mackenna, Francisco Ossandón (65), recomendó al equipo médico que se desconectara. Que no trabajaran, que hicieran deporte o descansaran, porque lo que vendría, sería la más compleja cirugía realizada en el país para normalizar la condición de gemelos ligados.
Pero el consejo no se aplicó en su caso. "Yo no pude desconectarme, en lo personal, me es imposible", confiesa el médico egresado de la Universidad de Chile, desde la oficina y consulta que ocupa en el ala posterior del recinto donde mantiene, junto a su escritorio, la ficha completa de las hermanas de Loncoche, a las que conoció el año pasado, antes de que cumplieran un mes de vida.
"Ha sido una historia de dramas y éxitos. Ellas nacieron sin que se supiera que eran siamesas. Nadie estaba preparado. El médico general de zona y la obstetra que asistieron el parto, en Villarrica, se dieron cuenta en el momento. Imagínate la impresión", cuenta el especialista.
El se enteró del caso por la prensa y viajó a la Novena Región con un cardiólogo y un experto en ética. Debía resolverse en el momento si la operación era viable. "Los exámenes indicaban que era factible. Hablamos con los papás, que estaban shockeados, pero con muchas ganas de sacar a las niñas adelante. Les explicamos todo, cada etapa con cada riesgo", recuerda.
Los meses posteriores, las niñas viajaron a Santiago para sortear, en total, siete operaciones. En paralelo se planificaba cada detalle de la cirugía, que apenas se apoyó en cuatro casos documentados y consejos de dos médicos, de España y Estados Unidos, consultados por Ossandón. "Fueron diálogos. Nada más formal, porque nadie tiene mucha experiencia en esto", reconoce.
Hace casi dos semanas, Ossandón encabezó a 24 médicos y un centenar de enfermeros. Era la cuarta cirugía de separación de siameses en que participaba, en sus 39 años de oficio.
Dice que no hubo cábalas ni oraciones. Que nadie cuestionó que la operación se hiciera justo un martes 13. Y que lo conmovió el compromiso del equipo. "Se quedaron todos hasta el final de la operación, aunque habían terminado su trabajo", recuerda.
Tras 20 horas de cirugía, las niñas salieron del pabellón. La operación fue declarada un éxito y las posibilidades de sobrevida de ambas, se cifraron en un 50%.
María José murió cinco días después. "Fue muy duro para el equipo. Devastador para su familia, sus papás son extraordinarios, jamás nos pidieron que hiciéramos más de lo posible", dice.
Una misa en el hospital despidió a la pequeña de diez meses. Ossandón no asistió, porque estaba interviniendo a su hermana,María Paz, que se aferra a la vida y que "es una luchadora", según cuenta el médico.
El cirujano pediátrico, padre de cinco hijos, visita al menos tres veces al día a la niña. El resto del tiempo, pide informes telefónicos. Habla de ella con cariño. "Es que estos niños son como hijos de uno", admite, mientras explica que puede leer algunos de sus gestos, aunque esté sedada. "Ella se expresa, si siente algo que la está molestando cierra los ojitos, aparece una lagrimita", explica.
Sobre el futuro de María Paz, el cirujano es cauto. Dice que tendrá que sortear dificultades, pero que si todo sale bien, tendrá una vida normal. "Vamos con calma, paso a paso. Ella nos va mostrando el camino", añade.
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