Frederick Forsyth, el espía se confiesa

<P><I>El autor británico, que ha vendido 70 millones de libros con novelas como </I>Chacal <I>y</I> El puño de Dios, <I>publica en septiembre sus memorias, donde revela su paso por el MI6, el servicio secreto del Reino Unido.</I></P>




Un asesino se une a un grupo terrorista para acabar con el presidente de Francia, Charles de Gaulle. Un periodista investiga los diarios de un viejo judío, donde acusa a un jefe de un campo de exterminio en la Alemania nazi. Un espía detalla la planificación estratégica de Saddam Hussein, en Irak. Un informe da cuenta del perfil de un terrorista islámico.

Son algunas de las historias de intrigas que ha desarrollado por más de 40 años Frederick Forsyth (1938). El escritor británico elogiado por el realismo asombroso de sus thrillers, desde Chacal (1971), donde narra el plan para asesinar a Charles de Gaulle en los 60, hasta La lista (2013), libro que ahonda en el terrorismo islámico en Estados Unidos. Son cerca de 20 novelas en cuatro décadas, que suman 70 millones de ejemplares vendidos en el mundo.

"Algunos autores de thrillers de espionaje ya saben mucho antes de sentarse a escribir, pero el rey de todos ellos es Frederick Forsyth", anotó el diario The Washington Times sobre su última entrega. Un halago que puede encontrar una nueva interpretación a la luz de los nuevos antecedentes.

La semana pasada la noticia se dio a conocer en Londres: "Frederick Forsyth revelará que fue un espía del MI6", tituló en un artículo el periódico The Telegraph sobre su participación en el legendario servicio secreto británico. La agencia fue responsable de las actividades de espionaje del Reino Unido durante la Primera y Segunda Guerra Mundial, así como en la Guerra Fría. Sin duda, la referencia más famosa del MI6 es el personaje de ficción James Bond.

La confesión de Frederick Forsyth llegará en septiembre, arropada en el libro autobiográfico The outsider, My life in intrigue. Serán más de 300 páginas donde finalmente el autor entregará detalles de cómo muchas historias de sus novelas nacían de sus propias experiencias. Además, abordará las amenazas que durante años recibió del IRA, Ejército Republicano Irlandés, y su detención por la Stasi, órgano de inteligencia de la República Democrática Alemana. Un libro de memorias que se vincula con los hechos históricos y políticos más relevantes del siglo XX.

Forsyth tampoco ha vendido en su trayectoria la imagen de un santo. Ha reconocido que tiene amigos en el MI6. "Almorcé con un oficial de alto rango del Servicio Secreto de Inteligencia", escribió hace un tiempo en una columna de prensa.

"El novelista dice que ha trabajado para agencias de inteligencia antes de escribir libros", señaló el fin de semana el medio británico Daily Mail citando el ejemplar biográfico aún inédito. "Los fans de sus novelas sospechaban, ya que su escritura mostraba el oscuro mundo del espionaje", agrega el diario.

Forsyth no es el primer escritor que reconoce que trabajó como espía. También lo han admitido otros novelistas británicos como Graham Greene (1904-1991) y John Le Carré (1931). El autor de El factor humano trabajó para el MI6 durante la Segunda Guerra Mundial. Una década antes de morir contaba su historia. "La vida del servicio secreto resulta al final tan solitaria como la del escritor que se retira de todo".

Le Carré estuvo en el MI6 en los 60 y mostró el poder que tienen los agentes secretos en novelas como El topo y El espía que surgió del frío. "Nuestros servicios secretos podrían en ciertas circunstancias convertirse en un peligro para nuestra democracia equiparable al de sus supuestos enemigos", comentó el 2014.

Con 19 años Frederick Forsyth se convirtió en uno de los más jóvenes pilotos de la RAF, Royal Air Force, en la que participó hasta 1958. Después trabajó como reportero hasta ingresar a la agencia de noticias Reuters.

Fue en la década del 60. Comenzarían los viajes, las aventuras por Europa como corresponsal en Alemania del Este y en Checoslovaquia. Luego se integró a la BBC como corresponsal. El primer gran conflicto que cubrió fue en Africa, entre Biafra y Nigeria. Así nació su primer libro de no ficción, Génesis de una leyenda africana: la historia de Biafra (1969).

"No tenía la más mínima idea de que me convertiría en novelista. Quería ser piloto, unirme a la RAF. Mi ambición era viajar, ver el mundo. Entonces me uní a la agencia Reuters y viajé. Llegó el momento en que estaba en Londres, completamente quebrado y sin trabajo. Pensé que podría escribir un libro... y ese libro fue Chacal", dijo Forsyth a La Tercera en 2011.

Forsyth se transformaría en uno de los grandes bestsellers en el mundo. Su segunda novela, Odessa, narra el destino de un reportero de Hamburgo que intenta encontrar una red de ex nazis alemanes, luego de dar con los diarios de un viejo judío que acusa a un jefe de un campo de concentración.

La Guerra Fría y sus redes extendidas por el orbe será uno de sus grandes temas para crear tramas electrizantes, como en La alternativa del diablo. La Unión Soviética se enfrenta a una crisis económica y, más aún, debe enfrentar una insurrección de la guerrilla ucraniana.

En El cuarto protocolo, en tanto, la historia se vuelve cercana. Los servicios secretos encargan a uno de sus agentes que descubran a un traidor que actúa dentro de la organización.

Tras la Caída del Muro de Berlín publicaría novelas ambientadas en el terreno de la contingencia, como El puño de Dios, sobre la Primera Guerra del Golfo Pérsico; El afgano, que relata cómo se infiltra un agente británico en Al-Qaeda después del 11-S, hasta Cobra, en la que escarba en el tráfico de cocaína.

Sobre los protagonistas de sus novelas, ha dicho Forsyth: "La misma gama de personajes, de espías, mercenarios o terroristas... Ese mundo sigue siendo hoy el mismo aunque cambien los actores, antes el IRA o ETA y ahora el fundamentalismo islámico", comentó el año pasado a el diario El País. Y sobre el combate al terrorismo, agregó: "¿Terrorismo? En la guerra hay que matar al enemigo: legítima defensa".

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