Galerías del centro de Santiago intentan sobrevivir a nuevos patrones de consumo

<P>Algunas fueron abiertas en la década del '30 y han debido adaptarse a la competencia de los malls. En sus pasadizos conviven todo tipo de tiendas y sirven para agilizar el tránsito del sector.</P>




"El Penique negro" parece congelado en el tiempo. El más clásico de los casi extintos locales de filatelia exhibe su colección de estampillas en el corazón de la galería Edwards, como lo hace desde los años '50. Ya no está el café Santos, mítico lugar de las tertulias de Julio Martínez, pero sí el Bar Nacional y El Rápido, en la salida poniente de la galería, repletos de clientes habitué.

Al otro lado de Ahumada, el Pasaje Matte atrae a clientes que buscan regalos en sus quioscos: relojes, joyas, peluches, ropa y un hot dog a la pasada en el Portal Fernández Concha. Un par de cuadras al sur, una tienda de Ripley ha renovado el espacio donde funcionó el Hotel Crillón y el corredor del mismo nombre sobrevive como una de las pocas que tiene un jardín.

Es el rostro actual de más de 60 galerías del centro de Santiago, abiertas en los años '30 como verdaderos pasadizos comerciales donde se vende de todo. Destacaron como una solución urbanística para conectar calles y edificios y hoy intentan sobrevivir a los nuevos patrones de consumo.

En Santiago Centro, un siglo de transformaciones, el decano de Arquitectura de la UC, José Rosas, cuenta que estos corredores se comenzaron a instalar con la orientación norte a sur, para aprovechar la luz natural.

El arquitecto experto en patrimonio Jorge Atria destaca el sistema de corredores que se pensaron para generar vínculos de continuidad en el centro. "Esto tiene una particularidad: puedes recorrer el centro de Santiago a través de las galerías, lo que es un plus", explica.

Un dato revelador: en el centro suman 5.800 metros lineales, más que la suma de las propias calles de ese sector, algo que, sin duda, también ayudó a descongestionar el área, según los urbanistas.

Los pasajes nacieron en torno a la Plaza de Armas, "porque era el espacio público por excelencia" y comenzaron a declinar en los 70. ¿Quiénes las reemplazaron? Los caracoles comerciales, que "surgen principalmente en Providencia", dice Atria. Pero ni éstos ni los malls las han hecho desaparecer.

Cada una tiene público: hay peluquerías, tiendas de ropa y patios de comida que dominan la galería Imperio; jugueterías, joyerías y relojerías en el Pasaje Matte; sastrerías y tiendas de libros en la galería La Merced; calcetinerías y cafés con piernas en la galería Edwards; e importadoras y tiendas de ropa interior en la Galería Plaza de Armas.

Muchas -como el Portal Fernández Concha, el Pasaje Phillips, el Portal Bulnes y la galería España- son propiedad de la familia Matte, a través de la inmobiliaria Rentas Urbanas, la más antigua de Chile. "Ahí el comercio está localizado y particularizado. Si uno mirara la historia, se da cuenta de que estas tiendas han ido declinando y se han desvirtuado en sus principios originales, pero aún algunas son significativas en su valor patrimonial", dice Atria.

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