Gatos Viejos, la nueva película del director de La Nana

<P>Sebastián Silva y Pedro Peirano detallan el rodaje de<I> Gatos viejos</I>, filme que nuevamente escarba en las relaciones familiares maltrechas. Ahora la protagonista es Bélgica Castro como una anciana de temer que se enfrenta a su hija y que tiene bastante de la Bette Davis de <I>¿Qué pasó con baby Jane?</I></P>




Claustrofóbico. Este es el adjetivo que más repite el director Sebastián Silva para definir las características del rápido rodaje de Gatos viejos, su nueva película. La cinta se filmó en apenas 15 días y todo el mundo se preocupó más que nunca de cumplir plazos estipulados. Después de todo, se trata de la producción más costosa en la carrera de Silva, utilizando cine en vez del tradicional video en alta definición, formato en que realizó La vida me mata y La nana.

El rodaje (que tomó la última semana de enero y la primera de febrero) significó la primera colaboración en la dirección de Sebastián Silva y Pedro Peirano, estrechando una relación profesional que antes se circunscribía a Peirano y Silva en el guión, pero sólo este último en la dirección. "No fue complicado dirigir juntos, más o menos pensamos lo mismo y teníamos todo muy estructurado en el guión, desde el storyboard a los diálogos, todo pensado para que llegáramos y trabajáramos. Si un día estaba más cansado yo, tomaba más el mando Pedro y viceversa, dice Silva. "Si tuviera que pensar en alguna diferencia, tendría que decir que yo soy más mandón que Pedro. He dirigido solo y tiendo a dar más órdenes".

La película es protagonizada por Bélgica Castro, Claudia Celedón, Catalina Saavedra y Alejandro Sieveking, quienes interactúan en un drama donde tanto los diálogos filosos como los silencios cómplices aportan energía a la trama. "Esta es una historia que comienza con un episodio de senilidad de Isidora, que es el personaje de Bélgica Castro. Ella no quiere que su hija (Claudia Celedón) se entere que está perdiendo vigor mental, pero por otro lado esta señora se ha portado mal también con la hija y sólo cosecha lo que hizo. Además, el personaje de Claudia tiene una novia, que es Catalina Saavedra. Eso también genera discusiones. Hay bastante suspenso", explica Peirano sobre el filme donde Sieveking encarna a Enrique, el segundo esposo de Isidora.

Bélgica Castro y Alejandro Sieveking son esposos en la vida real (ella tiene 89 años y él 75) y comparten un departamento cerca del Cerro Santa Lucía, locación elegida para filmar Gatos viejos. "A eso me refiero cuando digo claustrofóbico. Era un departamento de pocos metros cuadrados y los tiros de cámara no podían ser muy alejados. En La nana también transcurría todo en una casa, pero era gigante y con piscina. Aquí el tiempo apremiaba: filmamos hasta ocho escenas diarias", agrega Silva sobre la producción respaldada por la compañía estadounidense Elephant Eye, que debería estrenarse en el segundo semestre.

"Sólo queda hacer un western"

Al igual que La vida me mata y La nana, nuevamente emergen en Gatos viejos las problemáticas familiares, las disfunciones mentales y la psicología femenina recurrente en Peirano y Silva. "Es increíble, después de esto sólo nos queda hacer un western o una de guerra para sacarnos la imagen de retratistas de familia", dice Pedro Peirano, amante reiterado de dos o tres películas que planean sobre Gatos viejos. "Me encanta ¿Qué pasó con Baby Jane?, con Bette Davis y Joan Crawford. Ojalá que esta película fuera algo así como una mezcla de ambas con el cine de Mike Leigh. Para mí Leigh es más que un director, es como un dios. Es demasiado natural y ama mucho a la gente en sus tramas", dice.

¿Qué pasó con Baby Jane? es un drama de Robert Aldrich de 1962 acerca de dos hermanas, ancianas y ex actrices, que se odian a muerte. Davis es Jane Hudson, ex estrella infantil que con el tiempo fue eclipsada por la fama de su hermana Blanche (a cargo de Crawford) y que además ahora las oficia de enfermera de ella, bastante disminuida físicamente. Sobre este punto, Bélgica Castro comenta: "En esa película, Jane trata muy mal a Blanche y, bueno, haciendo una transposición, mi personaje es como ése, una señora de mal carácter, y Claudia Celedón es como Blanche. Claro que todo muy a la chilena".

Tal como La nana, escrita especialmente para Catalina Saavedra, Gatos viejos fue hecha con Bélgica Castro en la cabeza. "Con Bélgica ya trabajamos en La vida me mata. Para mí fue un aprendizaje increíble. Imagínate: tener a Bélgica y a Alejandro Sieveking en una misma película. Y eso que a ella la sometimos a exigencias físicas muy duras, cosas que cualquier otro actor con menos trayectoria nos habría rechazado", detalla Peirano acerca de algunas escenas donde la actriz caminó por cuestas empinadas del cerro Santa Lucía.

"Lo bueno es a que a una la llevan en auto hasta arriba. Pero una vez allá es complicado filmar. Para mí por lo menos. Afortunadamente todo salió bien en ese día de rodaje en el cerro", cuenta la actriz. "La mayor parte de la historia, en todo caso, la hicimos en el departamento. Eso sí, no recomiendo filmar en la propia casa. Dependes de la acción externa y te tienes que levantar a las cinco de la mañana, aunque tengas tu primera toma a las ocho. Lo bueno es que estos chicos son muy talentosos y ellos estaban al mismo nivel de nuestra exigencia. Con Alejandro les creemos mucho y espero que la película salga buena", agrega la actriz de Palomita blanca.

Ahora Peirano y Díaz se encuentran en pleno montaje en Nueva York, asistidos por Gabriel Díaz, quien además protagonizó La vida me mata y fue director de fotografía de En la cama y Lo bueno de llorar. Es aquí, en la edición, que Peirano otra vez se ancla a sus referencias cinéfilas y dice: "El que siempre está presente en nuestro trabajo es Hitchcock. Todos sus trucos, su suspenso y sus miedos ya no pertenecen sólo a las cintas de espionaje o de horror del mundo entero. En realidad están en la casa de cada cual, en las piezas, en las vidas mínimas de esta gente que se pelea, de estas madres e hijas que se odian y nunca han tenido armonía. Tal como en Gatos viejos. Esta película es, en el fondo, el viejo cuento de la anciana que pierde la cabeza y no se quiere ir de la casa".

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