General René Schneider Chereau




Señor director:

He querido recordar a quien fuera mi padre, el general René Schneider Chereau, comandante en jefe del Ejército entre el 27 de octubre de 1969 y el 25 de octubre de 1970, fecha en la cual muere producto de un atentado, por una operación orquestada por civiles ultraderechistas y agentes de la CIA, organizada por un general en retiro, Roberto Viaux. Era un hombre de honor, siendo sus principales virtudes la honestidad, autenticidad, coherencia en su actitud, de gran valor humano; un militar completo, era lo que el Ejército y el país requerían para  enfrentar la grave crisis que se estaba generando.

Al asumir el mando del Ejército, posterior al movimiento denominado “tacnazo”, se enfocó en dar tranquilidad y confianza a sus subordinados, enfatizando el cumplimiento irrestricto a la Constitución y a la legalidad vigente. No evadió su responsabilidad, enfrentando todas las presiones con gran valor y muestras de liderazgo; un acto más de heroísmo. Hasta nuestros días observamos que su crimen ha quedado en la más increíble impunidad. Existen claras evidencias que prueban la culpa de sus victimarios, que se pasean libremente amparados en una Ley de Amnistía. Sin embargo, es preciso recalcar que no existen en nuestra familia rencores ni deseos de venganza. Nos hemos quedado con las enseñanzas de valores y principios que permanecerán infinitamente en sus hijos, nietos y a las nuevas generaciones, tanto de civiles como de militares, sirviendo de esperanza para nuestras almas.

Agradecemos su legado, porque representa un camino de hombre íntegro. Reconocemos en él el amor a su familia, a su Ejército, a su país y, sobre todo, el ejemplo de “un hombre de honor y de una gran lección de vida”.

Víctor Schneider Arce

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