Gente cool
<P>Mostrarse relajado en el momento en que todo indica que debería ocurrir lo contrario es parte de lo que define este concepto estadounidense que ya forma parte del lenguaje universal. Una muestra que se presenta en Washington indaga en esta actitud a través de 100 fotos de personajes icónicos sesudamente seleccionadas. </P>
Alos 15 años, Benicio Del Toro leyó la guía de lo que significaba ser cool escrita por el basquetbolista Walt Frazier. Esta lectura, curiosamente, definiría su futuro, pues comenzó la construcción de un personaje que, tiempo después, se convertiría en el actor que hoy conocemos. ¿Qué hizo Del Toro para llegar a ser un tipo tan cool? La receta no es muy fácil de imitar: sintetizó las características del cine negro con los rasgos de la cultura afroamericana y se las arregló para transformar el estoicismo, vieja escuela de Robert Mitchum, en un carisma callejero que Joel Dinerstein, eminencia universitaria en lo cool, define como "nuevo latino".
Hoy por hoy, y hasta el 7 de septiembre, la National Portrait Gallery de Washington presenta una exposición llamada American Cool, la que indaga, a través de 100 fotos sesudamente seleccionadas, en este concepto estadounidense que desde hace décadas integra el léxico universal. En principio, uno podría pensar que el asunto consiste en una frivolidad sin mayor sentido. Y aun así, gracias a la calidad de los retratos exhibidos (hay obras de Cartier-Bresson, Leibovitz, Avedon, Leonard, Arbus), la muestra no necesitaría de un relato demasiado articulado para tener validez estética. A esto, sin lugar a dudas, ayuda el hecho de que las fotos de los personajes incluidos no son las que más se han visto.
Sin embargo, los curadores de la exposición, Joel Dinerstein y Frank Goodyear, se tomaron el desafío en serio y le dieron a la exhibición una profundidad impensada y por momentos sorprendente. El primero se encarga de definir la estética de lo cool en el contexto norteamericano y de explicar su evolución desde los años 30, mientras el segundo analiza el rol de la fotografía y el cine en la cultura visual de lo cool.
Juntos, y durante dos años, los investigadores armaron la lista final, agregando y sacando personajes, peleando a veces, y consultando a decenas de individuos, desde colegialas y universitarios hasta expertos en cine, moda y literatura. En el libro correspondiente, los autores incluso proveen una lista alternativa de las 100 personas que fueron incluidas en la muestra, a quienes llaman, sin ironía, "el equipo reserva". Allí están Marcel Duchamp, Tonny Bennett, Jerry García, Janis Joplin, Jim Morrison, Laurie Anderson, George Clooney, Dr. Dre, Uma Thurman y Serena Williams.
El legendario saxofonista Lester Young no sólo fue el primero en usar anteojos oscuros sobre el escenario de noche, algo que cualquier jazzista que se precie ha imitado, sino que también fue quien acuñó el uso moderno de la palabra cool. Young era una especie de romántico que creó un sonido más suave para el saxofón tenor y que creía a pie juntillas en la originalidad de la interpretación. Mantenía una actitud relajada y a cualquiera que no perteneciese al mundo del jazz le dedicaba una mirada vacía e impasible.
Según Dinerstein, la primera vez que Young dijo "estoy cool" (una de las varias acepciones de esta palabra es "comodidad"), lo que realmente afirmaba era "aquí estoy, tal como me ven, parado ante fuerzas sociales invasivas". En este sentido, cool se traducía en vivir al modo propio y hablaba de las estrategias de Young para aislarse de una sociedad racista que siempre lo había herido. Y aquí llegamos a otro punto clave: cool, en gran medida, es un concepto afroamericano.
Sorprendentemente, en muchas culturas de África occidental, que es desde donde provenían la mayoría de los esclavos que llegaron a EE.UU., el término cool tiene equivalentes que se utilizan desde tiempos inmemoriales. El investigador y lingüista Robert Farris Thompson encontró acepciones de cool en 35 lenguas y dialectos que se hablan en el centro y oeste de África. La más interesante parece ser la del pueblo Gola, que define el concepto como "la habilidad de mostrarse despreocupado en el momento exacto y de no revelar emociones en situaciones en que la agitación y la sentimentalidad son aceptables".
Muchos estudiosos de la cultura emparentan erróneamente el concepto estadounidense de cool con otros similares que hablan de un estoicismo estiloso, como la sprezzatura del italiano, la sangfroid del francés o el duende del castellano (expresión que se refiere a un talento que roza la perfección). Todos estos términos derivan del desprendimiento aristocrático, es decir, "de la indiferencia que otorga lo debido, del estatus social arraigado y de la seguridad económica", según explica Dinerstein en uno de los ensayos que constituyen la base teórica de la exposición.
Pero salvo pocas excepciones -Humphrey Bogart es la más vistosa-, los íconos de American Cool provienen de la clase obrera o de la mesocracia y construyeron sus personalidades a partir de cero, valiéndose únicamente de su talento, laboriosidad, confianza y estilo. En síntesis, es fácil andar por ahí sintiéndose dueño del mundo si es que efectivamente uno es dueño del mundo. Pero tener la compostura de proyectar "aplomo en un mundo en donde uno no tiene autoridad", según escribió el poeta Williams Carlos Williams refiriéndose a Bert Williams, eso sí que es ser cool. Dicho sea de paso: Bert Williams (1874-1922) fue el primer gran comediante de color de EE.UU. y, evidentemente, es uno de los precursores de lo que hoy entendemos por cool.
La imitación es otra característica profundamente arraigada en el ejercicio y en la evolución de lo cool. El ejemplo que proveen los curadores ilustra cómo el fenómeno funciona de una generación a otra: mientras vivía en Memphis, Elvis recibió el apoyo de Howlin' Wolf y B.B. King; compraba su ropa en Mr. B's, la tienda más importante de moda negra; y fue allí también donde absorbió el estilo y la actitud escénica de tipos como Jackie Wilson y Arthur Crudrup, emulando la habilidad interpretativa, el estilo vocal y la presencia sexualizada sobre el escenario de ambos cantantes afroamericanos.
Cuando Paul Simon escuchó por primeravez a Elvis en Nueva York, su vida, su música y su estilo cambiaron. En un primer instante, Simon pensó que era un músico negro. Luego vino la imitación: "Me dejé crecer el pelo como él, emulé sus poses sobre el escenario y en cierta ocasión recorrí todo Nueva York buscando una camisa color lavanda como la que Elvis lucía en uno de sus discos". Cuando Bob Dylan escuchó a Elvis por primera vez, la reacción fue aún mayor: "Supe que no iba a trabajar para nadie y que no iba a tener un jefe. Oírlo por primera vez fue como escapar de la cárcel". Y aunque la música de ellos no tiene nada que ver con la de Elvis, para ambos él fue la revelación que los marcaría.
Teniendo en cuenta que este estilo se va reproduciendo en el tiempo, la exposición está dividida en cuatro partes cronológicas: "Las raíces de lo cool" (antes de 1940), en donde figuran personajes como Walt Whitman, Georgia O'Keefe, Greta Garbo y Ernest Hemingway. Luego viene "El nacimiento de lo cool" (1940 a 1959), que incluye retratos de John Wayne, Humphrey Bogart, Duke Ellington, Charlie Parker, William Burroughs y Miles Davis. En "Lo cool y la contracultura" (1960-1979), la sección más extensa de la muestra, tenemos a Paul Newman, Malcolm X, Andy Warhol, Muhammad Ali, Lou Reed, Frank Zappa, Carlos Santana y Bruce Lee. Finalmente, en "Los legados de lo cool", que incluye a personajes que se han hecho conocidos a partir de 1980, hay fotografías y textos referidos a David Byrne, Steve Jobs, Tom Waits, Susan Sarandon, Tupac Shakur, Selena, Missy Elliot y Quentin Tarantino.
Audrey Hepburn, 1955.
Jimmy Hendrix, 1967.
Debbie Harry, 1978.
Tony Hawk,1999.
Miles Davis, 1955.
Elvis Presley, 1956.
Benicio Del Toro, 2008.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.