Gepe: "Mi etapa de probar cosas ya fue, ahora soy un artista de una sola línea"
<P>El músico estrena mañana su nuevo disco, <I>Estilo libre</I>, el álbum chileno más esperado del año. </P>
Hace unos pocos días, Daniel Riveros (33) experimentó algo así como un desdoblamiento en pleno escenario y, cuando se miró de frente, concluyó inquieto: ese no soy yo. "Me pasó la semana pasada, cuando tocamos entero el Gepinto. Me gustó, pero al mismo tiempo no", rememora el cantautor en torno al show en que revivió su álbum debut de 2005 en el festival Neutral del Teatro Cariola.
"Fui muy espectador de las canciones que estaba tocando. Y sentí que ahora ese no era yo. Punto. En el fondo, me sirvió para darme cuenta que estoy muy bien con la ruta que elegí, con este modo actual de hacer música y shows. No me perdí en el camino, porque mi onda es esta, no la de Gepinto. La tocata salió bonita, pero esa persona ya no existe".
¿Cuál es el factor que más lo hace sepultar ese pasado?
Todo: los acordes, como engranas una cosa con la otra. No sé, no me sentí ahí, yo estaba casi como un espectador. Pero ojo, no lo digo en mala, porque todo salió bien. Además, sirvió para ponerle llave a ese momento, fue un gran ejercicio terapéutico.
La vida pasada de Gepe se evaporó para siempre en ese 2012 en que estrenó su disco GP, de total vocación por los sonidos de Los Andes, la vitalidad de los carnavales y, sobre todo, por sumar nuevas audiencias, propósito que lo llevó hasta el Festival de Viña. Una nueva fase que, casi como si se tratara de una saga o parte de una trilogía, ahora tiene otro eslabón en Estilo libre, la producción que arriba mañana como el álbum local más esperado del año y que funciona como una continuación precisa, sin variaciones drásticas, de su antecesor. Aquí nuevamente hay guitarras acústicas y programaciones conectadas con trombones y trompetas que evocan el Altiplano, como en Marinero capitán, Melipilla y Fiesta maestra.
También hay ritmo desatado en el merengue A la noche, conocido de sobra por los fans en sus shows y donde el artista bate las caderas según el manual Chayanne. Pero el título también encuentra el balance en Invierno, una balada conducida por bongó y congas, y que postula como una de las composiciones más bellas de su catálogo; y Ser amigos, un reggae romántico igual de conmovedor.
"De toda mi discografía, este es el álbum que más se parece al anterior. Además, encuentro que va más hacia la música de Colombia, Perú y Ecuador. También ha cambiado mucho mi manera de componer, porque ahora le hago menos caso al instinto, encuentro menos sagrado el hecho de hacer letras desde la inspiración", detalla, para luego citar al grupo Los Hijos de Lamas, original de la selva peruana, y al descubrimiento tardío de REM como su actual banda sonora. Por algo el disco se llama Estilo libre y ahí también está el living de su departamento, en Providencia, para corroborarlo: una mesa sostiene un libro del fotógrafo Anton Corbijn, con esas célebres secuencias que van de U2 a Metallica, mientras más allá un vinilo de Chet Baker cae sobre un tocadiscos y un single de Iron Maiden acicala un mueble con libros.
"A mí todas las definiciones me gustan: las que me dicen que soy como Víctor Jara, como Devendra Banhart, como lo que sea, me da lo mismo. Los periodistas tienen que etiquetarlo de alguna manera para que la gente lo entienda, si total el público lo está leyendo y no escuchando. No creo en los artistas que dicen que su música es inclasificable. O sea, si suena, ya se puede definir. Y si es una canción, lógicamente es algo pop, no entiendo para qué hacerse el rebuscado".
¿E influyó en este álbum la presión por mantener la popularidad?
La gente cree que uno se tiene que comportar de determinada manera, yo he intentado pensar en eso, pero no puedo, me siento incómodo. Estoy en una etapa en que me asumo tal cual soy. Ese período donde experimenté con marcas, donde cambié mi apariencia física, ya fue. Ahora soy de una sola línea. Hace unos días toqué en España, vi a todo el mundo bailando y dije: esto es lo que quiero. O sea, no me quiero transformar en Chico Trujillo, pero es bacán cuando la gente se entretiene,cuando desaparece el que está en el escenario.
Eso sí, la figura de Riveros ha estado muy lejos de diluirse del ojo público. Su arrastre lo ha llevado a dar charlas de emprendimiento en la Corfo, a escuchar cada vez más a padres que le dicen que sus hijos son fanáticos de su música y a recibir ofertas de espacios como The voice, que a principios de año lo quería como uno de sus coaches. "La TV me da un poco de cosa. Si me invitan a tocar, voy, pero ir para que te pregunten tu opinión, no".
En contraparte, ha debido aguantar a fans que cada semana le escriben en Instagram "Gepe, antes eras chévere" o los comentarios de un par de colegas que le advirtieron que, cuando el año pasado participó de los festejos por el cumpleaños de Víctor Jara en Recoleta, muchos presentes no estaban de acuerdo con su fichaje. "No me da lo mismo lo que digan de mí y muchas veces he usado esos comentarios, incluso los más ofensivos sirven", asume, en un carácter fortalecido por los años: si en su anterior trabajo él mismo reveló que se había sometido a una serie de sesiones psiquiátricas para amortiguar sus quiebres, hoy cuenta que ya abandonó la ayuda médica.
Y si muchas seguidoras creían que el Gepe de hace una década era chévere, él prefiere ir mucho más atrás: su nuevo álbum presenta Punto final, tema donde relata en fraseo hip hop la vida en su natal San Miguel.
¿Extraña algo de esos años?
Mis amigos, los que quedaron en el camino. Mi círculo siempre fue la música, los valores del under, la cosa muy militante. Pero a la larga nunca estuve muy en eso, porque esos mismos valores los fui trastocando, entonces cada uno tomó su camino.
Igual, Gepe cree que hay otro track mucho más autobiográfico: Siempre quiero lo que no tengo. "Me pasa en todo, como cuando era chico en la Navidad. Y a la hora de hacer música, tengo un disco listo y al tiro quiero hacer otro. De hecho, ya tengo una idea: quiero que mi próximo álbum sea súper simple, con tres sonidos y chao. Bombo y nada más. Voy a empezar a darle una vuelta".








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