Gingrich, el "duro" en materia fiscal que busca ser presidente de EEUU
<P>El ex diputado fue responsable en 1995 del mayor cierre de agencias fiscales de EEUU, lo que en 1999 condujo a un equilibrio presupuestario. Hoy lidera la carrera republicana hacia la Casa Blanca.</P>
Una Coca-Cola y una hamburguesa todavía costaban 30 centavos, de acuerdo con una famosa canción de Johnny Cash, cuando por última vez el Partido Republicano de EEUU tuvo mayoría en el Congreso; es decir, 1944, cuando Dwight Eisenhower era Presidente. Eso, hasta 1994, cuando Newton Gingrich, más conocido como Newt, condujo a los conservadores a una nueva mayoría.
Después de una ausencia autoimpuesta de 13 años de la escena política, Gingrich anunció en mayo pasado que buscaría la nominación de su partido a la elección presidencial que se efectuará el 2 de noviembre de 2012.
Pese a esa casi década y media de ausencia, este historiador, autor de 23 libros y exitoso lobbista en Washington, encabeza las encuestas como favorito a la nominación republicana.
Lo hace por un margen elocuente. En el último sondeo de Gallup, realizado entre el 8 y 12 de diciembre, Gingrich, de 68 años, lideraba la tabla con un 31%. Le seguía el millonario y ex gobernador de Massachusetts, Mitt Romney, con un 22%.
Uno de los dos, dijo esta semana la Economist Intelligence Unit (EIU), Gingrich o Romney, "podría ser el próximo presidente de EEUU".
Con Gingrich como su nominado, los republicanos llevarían a enfrentar a Barack Obama a uno de sus líderes más sólidos, aunque también uno de los más polémicos. Y es en materia económica y específicamente fiscal, donde su participación han sido más relevante y discutida. Pasó a la historia como el responsable del mayor cierre temporal de agencias gubernamentales en 1995 y 1996. Eso mismo es lo que en agosto se arriesgó con el bloqueo del Tea Party a las propuestas fiscales del gobierno actual.
Un conservador en la arena fiscal, algunas de las posturas de Gingrich fueron adoptadas por Ronald Reagan en su campaña de reelección de 1984. Como tal y como líder republicano en la Cámara de Diputados, Gingrich abogaba por una desaceleración del gasto fiscal, y entró en conflicto con el presupuesto de Bill Clinton en 1995, el erario no se aprobó y varias agencias cerraron durante 22 días.
Pero las presiones fiscales de Gingrich derivaron, finalmente, en que en 1999 el gobierno de Clinton presentó un presupuesto equilibrado por primera vez en 30 años.
Ahora, en 2011, Gingrich ha planteado la implementación de una tasa plana de impuestos, de 15%.
Sin embargo, el Tax Policy Center de los think tanks Brookings Institution y Urban Institute, dijo esta semana que ese programa tributario reducirá impuestos para la mayoría de los hogares estadounidenses, pero con dos "peros". Por un lado, beneficiará más a los hogares de mayores recursos, al incrementar el ingreso disponible del quintil más rico en casi 13%, mientras el ingreso del 20% más pobre de los hogares aumentaría en sólo 0,6%.
"Si uno realmente quiere crear empleos se debe estimular a aquellos que ganan más de US$ 200.000, que tienen capital, a que inviertan su capital en EEUU. Voy a seguir impulsando un impuesto cero a las ganancias de capital, porque creará muchos más empleos que su propuesta", le dijo el sábado de la semana pasada a Romney en un debate televisado.
Romney no tiene un plan tributario masivo; sólo modificaría en el margen el actual código tributario y reduciría el impuesto a las ganancias de capital a aquellos con ingresos de hasta US$ 200.000 al año.
Como segundo punto, el Tax Policy Center dijo que ese plan elevaría el déficit fiscal significativamente, a menos que también baje el gasto público. Pero Gingrich considera que el crecimiento económico es el instrumento más eficaz para equilibrar las cuentas del Fisco, el cual se impulsaría con su programa tributario y con un set de normas que flexibilizarían aún más las condiciones de contratación y despido en EEUU.
Como aval de esa estrategia, cita la experiencia de baja de impuestos y de desregulaciones de Reagan, que, dice, condujo a una creación de 20 millones de puestos de trabajo en menos de una década. Apuesta a que bajo su administración el desempleo bajará del 8,7% actual a 4%.
También ha propuesto modificar el mandato de la Reserva Federal de velar por la estabilidad de precios y la creación de empleos. Querría eliminar este último, pues cree que es incompatible con el primero, puesto que mientras estimula con tasas bajas el crecimiento y el empleo, debilita el dólar y fomenta la inflación.
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