Gran libro ilustrado recoge los inicios de la Iglesia en Chile
<P>Más de 200 imágenes narran el asentamiento del catolicismo en el país, entre 1541 y 1826.</P>
¡Dios, ayuda a Santiago!, gritó con fervor hacia el cielo y entonces se produjo el milagro. Arriba de un caballo blanco, sobre una nube y blandiendo una espada, apareció Santiago, patrono de España. Los moros fueron vencidos. Era el año 844 y el rey Ramiro I sostuvo la peor de sus batallas contra los musulmanes. Las perspectivas de aniquilamiento para los españoles eran seguras, hasta que desde el cielo surgió el Apostol, quien ayudó a los ejércitos cristianos, matando a más de cinco mil moros en esa jornada. Desde allí, el patrono fue rebautizado como Santiago Matamoros y su imagen de guerrero incansable se transformó en el símbolo de las cruzadas.
Más de 600 años después, el patrono cruzó el Atlántico y se instaló en América, como símbolo del asentamiento español, tomando entonces el nombre de Santiago Mataindios.
Fue esa imagen del Santo guerrero la que eligió el padre Gabriel Guarda para ilustrar la portada de su libro: La Edad Media de Chile, Historia de la Iglesia. Desde la fundación de Santiago a la Incorporación de Chiloé 1541-1826, que se lanza hoy, a las 19.15 horas, en el Salón de Honor de la U. Católica. La elección no es antojadiza: revela la audaz tesis planteada por el autor desde el inicio del libro. Aunque historiográficamente, los períodos no coinciden con la llamada Era medieval, los españoles vieron la conquista de América como una nueva guerra santa. Así fue que se dio el trasplante de todo tipo de sistemas medievales como: la encomienda, esclavitud, Inqui- sición y comercio regulado, entre otras, que fueron adoptadas en la región.
Arquitecto, premio nacional de Historia 1984 y monje de la Orden Benedictina, el padre Gabriel Guarda pasó los últimos 40 años investigando el asentamiento católico en Chile. Este año, el arzobispo Ricardo Ezzati le pidió publicar al fin su libro con motivo de los 450 años del Arzobispado. El accedió. "Este esfuerzo editorial nos obliga a valorar lo que tenemos, con la fuerte convicción de que el patrimonio religioso y los lugares sagrados constituyen un aspecto central de la cultura", señala Alvaro Saieh, presidente de la Fundación CorpArtes, patrocinadora del volumen, del que se regalarán mil copias a bibliotecas públicas.
En el libro, de 620 páginas, se reproducen más de 200 imágenes entre obras de arte, mapas y documentos, muchos inéditos, a los que el religioso tuvo acceso en bibliotecas vaticanas de Madrid, en el archivo de Indias en Sevilla y en bibliotecas de monasterios en Perú, Bolivia y Chile.
"Hay otras investigaciones similares, pero no con esta profundidad y valor de las imágenes. El relato es muy ameno y hay gran respeto por la historia. El padre cuenta las cosas buenas y malas con gran realismo", dice la editora del libro, Luz María Williamson.
La narración mezcla la historia religiosa y social de Chile, sin saltarse a episodios como las primeras evangelizaciones y los mercedarios, el relato de la Guerra de Arauco o la irrupción de las pestes y otras enfermedades europeas a América. También devela anécdotas, como que las actas de bautismos se convirtieron en los primeros "carnés de identidad" antes de la existencia del Registro Civil, y plasma, por ejemplo, las impresiones que otros extranjeros tuvieron de los conventos. Como la que tuvo, en 1822, la inglesa María Graham, quien "describe sin piedad a las monjas -que la atendieron con exquisita amabilidad- como viejas y feas, a excepción de una, muy bonita que le inspira compasión". También le sirven mate, "el mejor que he tomado en Chile", cuenta el padre Guarda en su libro.
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