Grupo pro talibanes reivindica ataque contra Guardia Republicana en Irán

Al menos 31 miembros de la Guardia Republicana de Irán -incluidos siete comandantes- murieron tras dos atentados suicidas en la región de Baluchistán, en el sur del país, que además dejaron 31 heridos. El primero de los ataques ocurrió cuando el alto mando de la Guardia Republicana en la zona iba a reunirse con los líderes tribales en la ciudad de Pishin. En el hecho murió el jefe militar, Rayab Ali Mohammadzadeh. Luego, un auto con otros militares fue atacado al llegar a la cita.

El grupo sunita Jundollah (Soldados de Dios) reivindicó los ataques, mientras que el gobierno, a pesar de vincularlos con Al Qaeda y los talibanes, apuntó sus dardos a EE.UU. El Presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, señaló que los ataques son obra de "agentes extranjeros". La Casa Blanca lamentó el ataque y negó las acusaciones.

El grupo Jundollah, liderado por Abdolmalek Rigi, demanda una mejor calidad de vida para la etnia baluch que, además de que no pertenece a la mayoría persa del país, profesa la vertiente sunita y no la chiita del Islam, como lo hace el 70% de los iraníes.

La población baluch está en las regiones sureñas de Irán, Pakistán y Afganistán, por lo que Teherán, además de subrayar que el grupo recibe ayuda de la inteligencia de Arabia Saudita y de EE.UU., sospecha que la frontera sirve para el intercambio de información entre Jundollah y los talibanes paquistaníes.

El experto estadounidense Chris Zambelis, del Combating Terrorism Center (CTC), señaló que no había pruebas de los vínculos de Jundollah con Al Qaeda y que con los talibanes "es más probable que exista un intercambio de información, referida a la venta de opio, que a una base ideológica o religiosa, pero existe una relación normal por la zona geográfica en que se encuentra", comentó Zambelis. El experto en Irán, Mustafa El Labbad, señaló que el poder del grupo podría crecer tras el atentado de ayer, el que podría dañar la reputación de la Guardia Repúblicana, que se ha encargado de reprimir las manifestaciones tras las elecciones de junio.