Hogar, dulce hogar
<P>A través de plumas tan variadas e insignes como Boccaccio, Chéjov, Clarice Lispector o Carlos Fuentes, <I>Cuentos de matrimonios</I> aborda las relaciones de pareja entre cuatro paredes. Amena y reveladora, esta antología es apta para quienes nunca han pensado en casarse, para los que aún disfrutan de su luna de miel y hasta para aquellos que viven la vida marital como una cruz.</P>
Será imposible que el lector, sea cual fuere su estado civil, no se sienta tocado por algunas de las 17 historias que componen la antología Cuentos de matrimonios, que acaba de publicar Alfaguara. Por sus 286 páginas desfilan esposas infieles, maridos obsesivos, amantes platónicos, parejas que celebran a regañadientes sus bodas de plata, hombres que se sienten amenazados por sus compañeras, extraños rituales para mantener viva la pasión...
El mérito de la antología no está solo en la variada fauna marital que presenta. Como sentencia en el prólogo la argentina Claudia Piñeiro, "si quieren comprender a los hombres y mujeres metidos dentro de esa institución, sus verdades y sus mentiras, lo que dicen y lo que callan, sus sentimientos, sus desesperanzas, y también su consuelo, lean los cuentos incluidos en esta antología".
Lejos de ser una promesa desmedida, la advertencia de Piñeiro funciona como una preparación para lo que estas páginas deparan: un viaje alucinante por el mundo de las relaciones de pareja y por las mil y una formas de sobrellevar el matrimonio. Para ello, la antología se vale de plumas tan talentosas como disímiles, desde Boccaccio a Juan Forn, pasando por Chéjov, Maupassant, Sherwood Anderson, Clarice Lispector, Katherine Mansfield, Alberto Moravia, Carlos Fuentes, por nombrar a algunos.
Lo que prima en la mayoría de los relatos es una mirada desmitificadora de las bondades del matrimonio. Benedetti, por ejemplo, en vez de contar la historia de la abnegada mujer que acompaña a su marido durante su imprevista ceguera, muestra en Los pocillos cómo ella se deja seducir por las silenciosas caricias de su cuñado, mientras su esposo toma café enfrente de ellos; Rosa Montero, en Las bodas de plata, narra los preparativos de la celebración de una pareja que lleva 25 años casada y que, a esas alturas, lo único que desean es arrancarse los ojos; en El día del señor Reginald Peacock, Katherine Mansfield detalla el día de un profesor de piano que llena de piropos y palabras dulces a sus alumnas pero que, con su propia esposa, apenas puede comunicarse.
Hay algunos cuentos que sí reivindican al matrimonio. Tolstoi, en Pobres gentes, ofrece la cara solidaria de una pareja que decide llevar a la casa a los hijos de una vecina muerta; Augusto Monterroso desovilla el extraño ritual de una mujer para terminar llevando a la cama a su propio marido, y lo propio hace Guy de Maupassant en Mi mujer, donde el protagonista asegura tener a la mujer perfecta.
Pero en honor a la verdad, en la suma y resta, el matrimonio termina con un voto más ácido que dulce. El libro está estructurado de tal manera que, cada tanto, alcanza picos de excelencia mayor. No hay cuentos que decepcionen, aunque sí hay algunos que se ubican en la cima literaria del género: La dama doblemente traicionada, de Boccaccio; Wakefield, de Nathaniel Hawthorne; La muerte, de Sherwood Anderson; y Calixta Brand, de Carlos Fuentes.
Cuentos de matrimonios es una selección más que recomendable por la buena letra, por el viaje que nos ofrece y por la recompensa final que, aunque no se crea, le permitirá comprender mejor lo que nos toca vivir. Volvamos al prólogo, donde Claudia Piñeiro precisa que en este volumen hay "distintas historias, distintos autores, distintos personajes, en definitiva, distintas mujeres y hombres mirando desde su ventanas para contarnos algo que conocemos tan bien, pero que no siempre terminamos de entender".
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