Homo floresiensis, la especie humana aún divide a los científicos
El llamado Hombre de Flores o "hobbit", un homínido cuyos restos subfósiles fueron encontrados en 2003 en la isla de Flores, Indonesia, era en realidad una mujer, que vivió en el lugar hace unos 18 mil años y tenía unos 30 años cuando murió.
De acuerdo con Michael J. Morwood y Peter Brown, los investigadores australianos que la descubrieron, es una especie diferente de humano. Fue bautizado como Homo floresiensis, es más bajo y tiene el cerebro más pequeño que el Homo sapiens (nuestra especie), pero con habilidades para fabricar herramientas, cazar y utilizar el fuego.
Su descubrimiento lo confirmaron en 2004 -con un artículo en la revista Nature- y de inmediato surgieron los escépticos. Desde entonces, diversas teorías han tratado de explicar las diferencias del único cráneo encontrado, asociándolo a microcefalia, enanismo insular -debido a la adaptación a la isla- y malformaciones, entre otros; negando que se trate de una nueva especie.
Ahora un equipo de investigadores, liderados por Maciej Henneberg, de la U. de Adelaide (Australia) y Robert Eckhardt, de la U. de Pensilvania (EE.UU.), volvió a estudiar el cráneo y aseguran que los datos anteriores subestimaron la talla y el tamaño del cerebro del individuo. La reconstrucción inicial de LB1 (el cráneo y algunos huesos encontrados del hobbit) arrojó un tamaño cerebral de 380 ml y una estatura de 1.06 m, que no coincide con los humanos modernos. La nueva reconstrucción -publicada en la revista de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU. (PNAS)- otorga un volumen de 430 ml al cerebro y una estatura de entre 1,2 m a 1,4 m. "La diferencia es significativa y la cifra revisada cae en el rango previsto para un humano moderno de la misma región geográfica con síndrome de Down", dijo Eckhardt.
El antropólogo explica a La Tercera que consideran inválido el nombre taxonómico Homo floresiensis, y agrega que el resto de los huesos encontrados en la cueva pertenecen a la misma población de Homo sapiens, sólo que más bajos que el promedio. "Estaban dentro del rango de tamaño de las personas que ahora viven en Flores y en el de recientes esqueletos de Palau y de personas que viven en las islas Andaman, etc.", asegura.
No hay consenso
William Jungers, antropólogo y jefe del departamento de Ciencias Anatómicas de la U. de Stony Brook (EE.UU.), también ha trabajado con el Homo floresiensis. En 2009, a través de un estudio estadístico de los restos, confirmó que la especie era distinta y no un humano moderno con alguna enfermedad. Ahora asegura que el nuevo estudio es "un terrible disparate y un diagnóstico erróneo", pero también acusa un abuso del proceso de revisión del PNAS (la revista donde se publicó el artículo). "El doctor (Kenneth) Hsu (parte del equipo) no sabe sobre evolución humana, pero empujó estos artículos sin real revisión de pares. El trabajo es vergonzosamente malo. Mis colegas y yo responderemos pronto", indicó a La Tercera.
Según Jungers, Hsu, miembro extranjero de la Academia Nacional de Ciencias, eligió a los revisores del estudio. "Estos artículos nunca sobrevivirían una crítica real del proceso de revisión de pares por investigadores conocedores. Es trágico y un abuso de privilegio", sostiene.
Eckhardt, quien en la semana debió responder a la serie de críticas a su investigación, dice que existe una gama de evidencia detrás de sus inferencias. "Pensamos que (la gente) debería decidir por sí misma lo que piensa sobre la base del máximo conocimiento disponible. Así es como debería funcionar la ciencia: los investigadores presentan pruebas que llevan a sus conclusiones, pero esperan que la evidencia sea examinada cuidadosamente por otros que están interesados en la cuestión", dice.
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