Hu Jintao anuncia "castigos severos" por revuelta uigur
Los locales comerciales de Urumqi, la capital de la región china de Xinjiang, comenzaron a abrir ayer sus puertas, tras los recientes enfrentamientos étnicos entre los Han -etnia mayoritaria en China- y los musulmanes Uigures que dejaron al menos 156 muertos. Sin embargo, las tropas chinas hicieron una demostración de poder en todos los barrios de la rebelde ciudad para hacer ver que la situación está bajo control.
Desde Beijing, y en sus primeras declaraciones después del temprano retorno desde la cumbre del G-8 en Italia, el Presidente chino, Hu Jintao, aseguró que la estabilidad en la provincia de Xinjiang es "la tarea más importante y apremiante" y reiteró que se aplicarán "castigos severos" a los responsables de las revueltas. El portavoz de turno del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Qin Gang, recalcó que los enfrentamientos registrados en Urumqi son "un asunto totalmente interno de China", por lo que descartó que cualquier organismo internacional tome parte en el conflicto, en respuesta a Turquía -país con fuertes lazos con los uigures por el origen turcomano de esta etnia-, que propuso llevar el conflicto al Consejo de Seguridad de la ONU.
Además, el gobierno chino aseguró que los disturbios del pasado domingo en Urumqi fueron actos premeditados llevados a cabo por musulmanes uigures, entre los que se hallaban "activistas separatistas" que recibieron entrenamiento de Al Qaeda y otras organizaciones terroristas internacionales.
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