Identifican al "Miguel Angel" egipcio que inmortalizó a Nefertiti
<P>Luego de más de dos décadas de estudios, investigadores sacaron a la luz un sepulcro finamente decorado por quien sería su propio ocupante: Thutmose. El estilo y los materiales son casi idénticos a los del busto hallado en 1912.</P>
EL 6 DE DICIEMBRE de 1912, un obrero que excavaba en la orilla del río Nilo se topó con el que llegaría a ser uno de los hallazgos más icónicos de la civilización egipcia. Ludwig Borchardt, arqueólogo alemán que dirigía las operaciones, escribió en su diario que, al darse cuenta del descubrimiento, los trabajadores abandonaron sus toscas herramientas y usaron las manos hasta desenterrar un fino busto de piedra caliza de 3.300 años. La figura representaba a una reina que luego sería identificada como Nefertiti, esposa del faraón Amenhotep IV -también llamado Akenatón- y sus finas facciones llevaron al explorador a escribir la siguiente afirmación: "Sostuvimos en nuestras manos la pieza más vívida del arte egipcio".
Más de 100 años después de su desentierro, esta figura de 20 kilos encontrada en Amarna, al sur de la capital egipcia de El Cairo, es visitada cada año por miles de personas que llegan a verla en el Neues Museum de Berlín, ciudad alemana donde se exhibe desde la década de 1920. Al momento de su debut fue calificada por los germanos como un símbolo universal de belleza y Hitler declaró su deseo de construir un museo donde Nefertiti sería colocada en un trono: "Nunca devolveré la cabeza de la reina", afirmó (desde entonces, Egipto ha pedido incesantemente su retorno).
Pero pese a la fama de la figura, aún hay incógnitas, relacionadas principalmente con su creador. Fue hallada en un taller en ruinas donde también se encontraron otros bustos a medio terminar y un tallado de marfil con la siguiente leyenda: "El favorito del rey y maestro de obras, el escultor Thutmose". La inscripción sugería que era un artista muy respetado, pero hasta hace unos años era la única referencia que se conocía de él.
El misterio perduró hasta que el investigador Alain Zivie, director de la Misión Arqueológica Francesa de Bubasteion y profesor visitante de la U. de Harvard, exploró la zona de Saqqara, al sur de El Cairo y donde se ubica una antigua necrópolis. El culto a los animales era común en el área, por lo que el experto sólo esperaba hallar alguna galería con gatos y perros momificados. Pero lo que descubrió fue muy distinto: una tumba adornada con una inscripción que dice "director de pintores en el lugar de la verdad, Thutmose".
El hallazgo se produjo en 1996, pero se requirieron más de dos décadas de estudio para revelar el esplendor del sepulcro y los nexos con Amarna. En una reciente conferencia dictada en la Universidad de Harvard, Zivie explicó que el artista se preocupó en persona de la decoración de su sepulcro. En el interior existe un tríptico pintado en las paredes que sirve como autobiografía y que muestra a Thutmose, su esposa e hijos: la imagen más antigua -de un estilo similar al del busto de Nefertiti- lo muestra a él mismo, mientras la más nueva exhibe su imagen y la de su esposa en un sarcófago doble.
Un antecedente anexo proviene de tests hechos por el Centro Nacional Francés de Investigación Científica (CNRS) y que muestran que los materiales usados para pintar la tumba son muy similares en su composición y mezcla a los usados en el busto. "La importancia del hallazgo, más allá de establecer una identificación precisa para un artista de hace 3.300 años, está en que nos permite adentrarnos en la vida y carrera de una figura de la cual hasta ahora no sabíamos nada. La decoración también nos facilita comprender su arte", dice Zivie a Tendencias.
En el sepulcro no se hallaron cuerpos, pero los dibujos de collares y brazaletes de oro indican que Thutmose era acaudalado y que su taller era una respetada empresa familiar, como lo revelan las imágenes de sus propios hijos. Según el investigador francés, más que un buen escultor se trataba de un gran pintor: "Hace unos 25 años, un egiptólogo de EE.UU. escribió sobre un pintor que había decorado las tumbas más hermosas del período de Amenhotep III y lo llamó el Miguel Angel egipcio. Ese artista tuvo que ser Thutmose; la identificación encaja con su carrera, su historia y su maestría artística. Y la comparación con Miguel Angel hoy es más válida, ya que sabemos que era un artista completo".
Una prueba del afán de Thutmose por embellecer sus obras está en una serie de exámenes realizados durante la década pasada. En 2006, el busto de Nefertiti era exhibido en el Museo Altes (Berlín) y mientras se probaban distintos tipos de iluminación, Dietrich Wildung, director del Museo Egipcio de Berlín, notó sutiles señales de arrugas en el cuello y bajo los ojos de la estatua. Un test con escáner confirmó los hallazgos y reveló otro detalles: Thutmose añadió yeso bajo las mejillas y ojos para perfeccionar la figura.
Otra prueba con escáner realizada ese mismo año mostró que el artista había añadido varias capas de estuco sobre el rostro de piedra caliza, con el fin de disimular una hinchazón en la nariz. La dedicación de Thutmose a su obra le ganó un estatus que se revela en otro hallazgo realizado en Saqqara: la tumba del artista es adyacente a un sepulcro que parece ser de Meritaten, la primera de seis hijas de Nefertiti y Amenhotep IV y quien también llegaría a ser reina de Egipto.
Zivie, quien ahora está en Saqqara, dice que otras tumbas de artistas son mucho más convencionales y carecen de detalles tan finos como la representación de caras en un sarcófago doble. "Los conservadores de la Misión Arqueológica Francesa de Bubasteion y sus colegas egipcios en Saqqara han trabajado durante mucho tiempo para preservar el sepulcro. Hoy está en condiciones mucho mejores que cuando la encontramos", concluye.
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