In-Edit exhibe la historia de Creation, el sello que relanzó al rock británico
<P><I>Upside down</I> se llama el documental sobre la disquera que descubrió a Oasis y Primal Scream. </P>
Si Creation Records era un sello recordado por varias razones -entre ellas, haber editado discos fundamentales para entender la música actual-, ahora está empezando a ser conocido también por otros motivos, menos relativos a sus logros, pero igualmente impresionantes. Como que fue dirigido básicamente por yonkis desadaptados (era el único sello donde sus ejecutivos estaban más chiflados que los músicos), que en sus oficinas se hacían fiestas que duraban tres días o que dentro de toda esta locura tenían el talento para ver potencial en grupos que sonaban terrible y tocaban en bares malolientes.
De mostrar toda esa vida puertas adentro se está encargando Upside down, el documental que revive sus años de existencia, entre 1983 y 1999, y que ha sido recibido con entusiasmo en Inglaterra, en buena parte por saldar una deuda con uno de los sellos más exitosos y singulares de la música popular de ese país.
Si la historia de Factory Records, la casa de Joy Division, New Order y Happy Mondays, quedó inmortalizada en 24 hours party people (2002), esta es la película llamada a hacer lo propio con el sello independiente que descubrió a Jesus & Mary Chain, Primal Scream y My Bloody Valentine, bandas que editaron discos claves, capaces de explorar nuevos territorios y, al mismo tiempo, llevarse bien con los charts.
La historia del sello es revivida por gente que formó parte de la empresa, de los músicos y otros personajes como el escritor Irvine Welsh (Trainspotting), ninguno de los cuales parece guardar pudor alguno sobre sus andanzas durante esos años, lo que le da mucho sabor y frenesí a una cinta con un carácter inusual para un documental.
El filme subraya la importancia de Alan McGee -el protagonista de la historia, cofundador y alma de la disquera-, un melómano acérrimo y entusiasta sin límites que sostuvo el sello a puro corazón. Descrito en la película como un tipo que fichaba a las bandas más por las personas que por la música, también se ve a un hombre con un olfato extraordinario y un particular sentido de la oportunidad. Como cuando descubrió a Oasis y los fichó en el camarín. Curiosamente fue la banda que llevaría al sello a su apogeo financiero y, más tarde, a su fin, al transformarlo en un buque demasiado grande y pesado. Algo muy distinto a los planes originales de McGee.
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