Indagación por casos de abusos desata crisis diplomática entre Bélgica y el Vaticano

<P>La Santa Sede llamó al embajador belga, Charles Ghislain, y le expresó la "indignación" por el allanamiento policial a la sede del arzobispado de Bruselas, durante el cual fueron abiertas las tumbas de dos cardenales.</P>




La apertura de las tumbas de dos cardenales en la catedral de Saint Rombouts, dependiente del arzobispado de Malinas-Bruselas, en Bélgica, durante un operativo policial el jueves pasado, desató una fuerte crisis entre el Vaticano y ese país. A primera hora de ayer, Charles Ghislain, embajador belga ante la Santa Sede, fue llamado por Dominique Mamberti, secretario para las Relaciones con los Estados del Vaticano. Durante la cita, Mamberti le expresó su "indignación" por la violación de las tumbas de los cardenales Jozef-Ernest Van Roey y Leon-Joseph Suenens.

Voceros de la fiscalía belga -a cargo de la investigación de presuntos abusos cometidos al interior del clero de ese país- reconocieron que en el allanamiento del jueves se procedió a la apertura de una tumba para introducir cámaras. La acción fue motivada, según la policía, por el hecho de que un trabajador del arzobispado declaró que recientemente se habían realizado trabajos en el sepulcro y se habrían escondido documentos incriminatarios contra el primado. Pero la fiscalía reveló que los investigadores no encontraron pruebas en la tumba.

El Vaticano además expresó su "estupor" por la forma en que se realizó el allanamiento. Entre otras cosas, porque las pesquisas se realizaron cuando había una reunión de la Conferencia Episcopal belga, a la que asistía el nuncio apostólico, Giacinto Berloco. Los prelados incluso debieron entregar sus celulares a la policía.

El arzobispo de Malinas-Bruselas, Andre Joseph Léonard, comentó que fue "un poco extraño que las cosas hayan llegado hasta el extremo de horadar en tumbas arzobispales y que todos lo obispos estuvieran retenidos hasta tarde". El allanamiento -que duró siete horas- también incluyó la catedral de Saint Rombouts, el edificio del arzobispado de Malinas-Bruselas y la residencia particular del cardenal y ex arzobispo de la localidad, Godfried Danneels, quien ocupó el cargo desde 1979 hasta enero pasado.

Léonard agregó que se incautaron computadores utilizados para la contabilidad y la administración del arzobispado, así como documentos de la comisión Adriaensses -creada por la Iglesia belga para investigar las denuncias de abusos. El vocero de los obispos belgas, Eric de Beukelaer, declaró que la incautación del dossier "es contraria al derecho de privacidad que debe beneficiar a las víctimas que decidieron acudir a esta comisión a denunciar".

La Iglesia Católica belga no ha estado al margen de la crisis que se ha desatado por supuestos abusos en Europa. En abril, el obispo de la diócesis de Brujas, Roger Vangheluwe, fue sacado del cargo por el Papa Benedicto XVI, tras reconocer haber abusado de un menor cuando era sacerdote.

Hasta ahora, la investigación de la fiscalía ha afectado directamente al cardenal Godfried Danneels, de 77 años, ya que durante el operativo fueron incautados tanto su computador personal como los de su oficina.

En Bélgica, los casos de presunta pedofilia son especialmente sensibles debido a lo que ocurrió en los 90 con el caso de Marc Dutroux. Ayer, el primer ministro belga saliente, Yves Leterme, defendió las indagatorias hechas por la justicia y aseguró que quienes cometen abusos "deben ser condenados por la ley belga", y que las pesquisas "son una prueba de la separación de poderes entre el Estado e Iglesia".

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