Instalan en Chile telescopio robot que será controlado desde Bélgica

<P>Se llama Trappist y se ubica en el observatorio La Silla, en la Cuarta Región. Su espejo de 60 centímetros de diámetro será capaz de sondear galaxias vecinas en busca de planetas como el nuestro.</P>




A pesar de que estamos rodeados de estrellas, encontrar planetas parecidos a la Tierra fuera del Sistema Solar no ha sido fácil. Sólo en 1995, dos astrónomos europeos descubrieron el primer exoplaneta y desde entonces apenas se ha encontrado una cifra cercana a los 500. Pero la meta no está cumplida: ninguno tiene condiciones para la vida humana.

Ahora se sumó un nuevo telescopio para potenciar esta búsqueda y se ubica en territorio chileno: se trata de Trappist (Transiting Planets and PlanetesImals Small Telescope), que ayer entregó sus primeras imágenes desde su instalación en el observatorio La Silla (ESO), en la Cuarta Región del país.

El telescopio pertenece a la Universidad de Lieja, en Bélgica, y al Observatorio de Ginebra, en Suiza, y tiene como principal misión detectar y caracterizar exoplanetas. ¿Cómo lo hará? Emmanuël Jehin, astrónomo a cargo del proyecto, explica a La Tercera que el espejo de 60 centímetros de Trappist identificará las disminuciones de luminosidad cuando los exoplanetas se trasladan alrededor de sus estrellas.

Es decir, como en los eclipses, se notará la disminución del brillo cuando estos planetas pasen enfrente de sus estrellas. "Si la disminución es pequeña, quiere decir que un planeta de menor tamaño bloquea la luz que recibimos. Si se trata de un planeta más grande, más luz se bloqueará, disminuyendo la luminosidad que se puede captar", cuenta Jehin. De esta manera, se puede determinar el tamaño de los planetas, sus períodos de traslado, su masa y peso. Los astrónomos estiman que podrán estudiar entre 20 a 30 planetas por año gracias a Trappist.

"Acá en Chile están las mejores condiciones para detectar planetas fuera del Sistema Solar", sigue Emmanuel Jehin. Gerardo Ihle, ingeniero a cargo del observatorio La Silla, complementa esa idea: "La sinergia que existirá con otros telescopios e instrumentos instalados en Chile, como Harps o Coralie, será de gran importancia y después se podrán complementar con telescopios de grandes dimensiones, como el VLT". Para Ihle, esto será fundamental en el futuro astronómico chileno, ya que actualmente el país cuenta con casi todos los tipos de telescopios que existen.

Cazador de cometas

Trappist tuvo un costo de 300 mil euros. Y, a diferencia de otros proyectos, su diseño e implementación fueron rapidísimos: en dos años estuvo listo todo el proyecto.

Su operación es totalmente robotizada y a distancia. En Bélgica, a más de 12 mil kilómetros, está la sala de control donde se programan todas las funciones del telescopio, como la de seguimiento de cometas. Esta es otra de las misiones de Trappist, que a través de filtros especiales de luz permitirá a los astrónomos estudiar el desprendimiento de moléculas que los cometas suelen dejar en el camino, como las del agua, ya que son un 80% hielo.

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