Inter de Renca, el club que Vargas hizo millonario
<P>Sobrevive mensualmente con 400 mil pesos, pero recibirá cerca de 150 millones de un plumazo, gracias al mecanismo de solidaridad de la FIFA. Después de 42 años de peripecias, los dirigentes del primer equipo de "Edu" sueñan con que su partida a Italia les permita remodelar la sede, comprar un bus y alentar otra vez a Colo Colo.</P>
Antes de convertirse en un populoso sector de Renca, Villa Sarmiento solía ser una extensa chacra en la que había un gigantesco campo de crisantemos. En el último y agitado año del gobierno de Eduardo Frei Montalva, el Estado le asignó ese territorio, enquistado en los faldeos del cerro Colorado, a pobladores de otras comunas de Santiago. Entre ellos estaban Luis Mura, José Yáñez y Raúl Rojas, abuelo del futbolista chileno del momento: Eduardo Vargas.
En las puertas del gobierno de la Unidad Popular, las tomas de terrenos ocurrían periódicamente. Por eso, los nuevos dueños hacían turnos para protegerse de los intentos de ocupación. "Eramos bien aniñados en ese tiempo, no nos venían con cuentos", recuerda Mura de una época en la cual se defendían a palos y puño limpio.
En medio de uno de esos turnos, el 30 de noviembre de 1969, con varias botellas de pilsener en el cuerpo, Mura, Yáñez y Rojas decidieron crear un club deportivo. El primer nombre fue Oscar Alfaro, en honor a una persona que había ayudado a tramitar la legalización de los terrenos, pero una ley posterior prohibió los nombres naturales en este tipo de organizaciones y obligó a cambiar el nombre a Internacional de Renca.
Cuarenta y dos años después, el Inter continúa presente en Villa Sarmiento, como uno de los equipos más exitosos de la comuna. El fin de semana recién pasado sumaron tres nuevos trofeos de la Asociación de Fútbol Radar, que fueron dejados sobre un mesa, pues la vitrina está repleta. Mura, ya con 70 años, apunta a cuatro de esas copas. "Estas las ganó Vargas", dice el socio fundador, mientras muestra los títulos obtenidos en segunda y tercera infantil entre 2003 y 2004, la generación que tuvo en "Edu" a su jugador más aventajado: rompió el récord a la transferencia más cara jamás efectuada desde un club nacional, una situación que le reportaría al Inter cerca de 150 millones de pesos por el mecanismo de solidaridad de la FIFA. Hasta la fecha lo máximo que habían recibido por este concepto eran 90 mil pesos.
Cuestión de familia
Era inevitable que Vargas vistiera la camiseta roja y azul de Internacional. Ya lo habían hecho su tío Raúl y su abuelo, del mismo nombre, dos de los mejores arqueros que ha tenido la institución en sus casi 50 años de vida. Su recuerdo todavía adorna las paredes de la sede del club en calle Antofagasta.
Con la tradición interista en la sangre, Pamela Rojas, madre del crack, lo llevó a probarse en 1998 a la polvorosa cancha de tierra de la asociación Radar. Tenía apenas ocho años. "Aquí hizo muchos mejores goles que los que usted le ha visto en la televisión", asegura Yáñez, hoy de 77 años, quien también es tío abuelo del azul.
Vargas destacó desde un comienzo como uno de los más talentosos del equipo. Se pasaba horas y horas jugando en la cancha de tierra y, a diferencia de muchos otros niños de su edad, era controlado desde muy cerca por sus padres. "Esa preocupación fue muy importante para que este cabro saliera adelante. Aquí se ven muchísimos jugadores talentosos, pero la mayoría se han ido perdiendo, por la falta de constancia y por las drogas. Eduardo siempre fue sano y con el apoyo de sus padres se fue para arriba", comenta Mura, quien nunca jugó en el Inter, pero sí tuvo hijos, nietos y hasta un bisnieto dentro del equipo.
Silencioso fuera de la cancha, pero explosivo dentro de ella, Vargas rápidamente llamó la atención de varios cazatalentos, como Eduardo Bascuñán, jefe de una popular escuela de la comuna. Luego de probarse sin éxito en Universidad Católica y pasar por un reality, Osvaldo Hurtado lo recomendó a Cobreloa, que en ese entonces era dirigido por Jorge Aravena. Cuando partió hacia Calama, a mediados de 2006, tenía 16 años. Así terminaban sus ocho años de estadía en el Internacional, el equipo de su familia.
Actualmente, de Vargas sólo queda su nombre en un par de registros de la ANFA. Ni una sola foto, ni una sola camiseta. Fueron algunas de las tantas cosas que se robaron de la sede hace un par de años, cuando unos ladrones hicieron un hoyo en el techo y entraron por la cocina.
La retribución
La casa tiene 144 metros cuadrados, dividida entre un amplio salón principal, una estrecha cocinilla y baños con duchas incluidas. La mesa de pool, que también puede utilizarse para el tenis de mesa gracias a una superficie desmontable y una radiocasete son las posesiones materiales de mayor valor que hay dentro del inmueble. En la muralla también está la lista de socios al día, que no supera la cincuentena, pese a que hay alrededor de 160 jugadores inscritos en dos categorías infantiles, tres adultas y una senior. "Nos mantenemos con 400 mil pesos mensuales. No es barato, porque tenemos que pagarle a un ciudador después de tanto robo", afirma Yáñez, el encargado de guardar las llaves de la casa.
Por eso, el mecanismo de solidaridad de la FIFA le cae como anillo al dedo al Inter. Tal como ocurrió con el Arauco de Tocopilla por Alexis Sánchez y con el Rodelino Román de San Joaquín por Arturo Vidal, el paso de Vargas por la institución le permitirá acceder a un porcentaje de la transferencia que alcanzará un 2% de los 14,7 millones de dólares que pagó el Napoli a la "U". "Todavía no sabemos cuánto vamos a recibir y mientras no tengamos la plata acá, no queremos ilusionarnos ni hacer grandes proyectos", indica Mura, aunque al mismo tiempo sueña con remodelar la sede y comprarse un bus para trasladar al equipo en sus salidas. "también podríamos volver a hacer paseos fuera de Santiago, como antes", se ilusiona.
Yáñez, por su parte, quisiera comprar un terreno que sirva a los socios para veranear, "algo parecido a un camping". Por eso, Mura prefiere esperar a que la ANFA les anuncie la buena noticia oficialmente y el dinero esté sobre la mesa.
A todos los viejos dirigentes del Inter también les interesa que Vargas se vaya pronto para no seguir traicionando su pasión: Colo Colo. "Una vez que ya no esté, podemos volver a gritar por el 'Cacique'. Somos todos albos", confiesa Mura, aunque la reja seguirá siendo de azul y rojo. Y con razón.
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