Intriga entre hombres de acero

<P>La muerte de Hugo Rocco Quiroz dio paso a una dura disputa en la elite de la Octava Región. Sus hijos y nietos ahora luchan en tribunales por Edyce, la empresa siderúrgica familiar, que factura US$ 200 millones al año. Su presidente ejecutivo, Sergio Rocco Galdames, es acusado de haber logrado el control de la compañía a través de un documento con la firma falsificada de su hermano Hugo.</P>




La primera vez que Paola Rocco tomó conciencia de que algo no andaba bien con su padre fue en 1998. Ella vivía con sus abuelos en la parcela familiar de Villuco, Chiguayante. Allá llegó un llamado telefónico desde la sede penquista del Ymca, donde Hugo Rocco hacía ejercicio. Les dijeron que estaba borracho. Al llegar, se dieron cuenta de que se tambaleaba, pero no por alcohol.

El doctor Emilio Brunie le diagnosticó "parkinson precoz"a los 46 años; en junio de 2000, se dictaminó su invalidez y se le otorgó una pensión; finalmente, en enero de 2002, el neurólogo Pedro Chaná, de la Clínica Alemana de Santiago, determinó que en realidad se trataba de demencia con cuerpos de Lewy, un mal degenerativo. A los temblores se sumaron otros síntomas como alucinaciones, compromiso del lenguaje y falta de motricidad fina. Para 2008, ya estaba postrado. "Es como un niño de cuatro años", explica Paola.

Los abuelos de Paola decidieron que su padre debía volver a la casa. Contrataron dos enfermeras para que se ocuparan de sus cuidados. El dinero no era problema. Hugo Rocco Quiroz, el patriarca, había adquirido en 1985 la empresa en la cual llevaba años trabajando. Se trataba de Edyce, una compañía de estructuras de acero. Como había dividido la propiedad de la compañía entre su esposa, sus hijos y él, las utilidades le procuraban a todos un buen pasar económico.

Según Paola, esa tranquilidad no se sentía en el hogar. Su abuelo, Hugo Rocco Quiroz, era un hombre seco, chapado a la antigua, inabordable para una niña. "Mi abuelo era serio y le gustaba estar solo. No compartía mucho con nadie de la familia. Mi tío Sergio era la excepción, porque tenían en común el tema del trabajo", dice.

La muerte de Hugo Rocco Quiroz, ocurrida el 2 de diciembre de 2010, marcó el comienzo de un enfrentamiento familiar que tiene impactada a la elite penquista, aunque en rigor el foco del conflicto está puesto en un hecho ocurrido más de un año antes, en la notaría de Félix Jara en Santiago.

Firma impugnada

Edyce ya no es la misma empresa de los 80. Actualmente, es líder latinoamericana en estructuras de acero, con una facturación anual que ronda los US$ 200 millones. Su planta de Talcahuano tiene 93.000 m² y es capaz de producir 3.000 toneladas de acero mensuales. Además, tienen presencia en Perú y China. Han participado en proyectos de construcción en los sectores de minería, energía y comercio, así como también en megaobras, como la remodelación del aeropuerto Arturo Merino Benítez y la corona de acero del Costanera Center en Santiago.

Para controlar Edyce, Rocco Quiroz creó la empresa Inversiones, Asesorías y Servicios (Inaser) e hizo socios a su esposa, Sonia, y cuatro hijos: Hugo, Ximena, Sergio y Claudia. Cada uno se hizo del 16,66%. El 2 de junio de 2009, en la notaría de Félix Jara, en Santiago, los seis socios pactaron la modificación de los estatutos societarios. En ellos se nombra como nuevo representante y administrador a Sergio Rocco y se explicita que "cualquier dificultad que se suscite entre sus socios (…) será resuelta por un árbitro". El designado para esta tarea fue Luis Arturo Gardeweg, antiguo socio de Hugo Rocco Quiroz y abogado de Edyce.

Gracias a su nuevo estatus de administrador, Sergio Rocco supuestamente habría vendido el 38% de Inmobiliaria Pedro de Valdivia y el 51% de Passa Dos SpA, dos empresas subsidiarias de Inaser, a Villcamp, otra compañía de su propiedad. El costo de ambas operaciones habría bordeado los $ 2.000 millones y sería pagado a 15 años, con un 1% de interés. Estos movimientos le permitieron aumentar del 16,66% al 51% su propiedad de Inaser. "Las operaciones no tienen ningún sentido comercial, sino ejecutar la intención de diluir a favor de Sergio Rocco", explica la demanda interpuesta por Claudia Rocco en febrero de este año en contra de todo el directorio de Inaser. En ella se pide la nulidad del escrito y de todos los acuerdos posteriores. Además, se exige una compensación económica.

La base de la demanda se funda en la supuesta falsificación de la firma de Hugo Rocco Galdames en aquel documento de junio de 2009, a la que no podría haber asistido por estar incapacitado mental y físicamente. Según el análisis del perito caligráfico Ernesto Artigas, las rúbricas trazadas entre 2008 y 2009 por Hugo Rocco son falsas, pues no tienen relación con las que hacía cuando estaba sano ni durante sus primeros años de enfermedad. Argumenta cuatro elementos: que el rasgo de ataque se inicia muy abajo, que su altura proporcional es mayor, que el enlace de la letra "R" con la "O" que la sucede también es diferente y que la presión del trazo es más fuerte.

Para su fortuna, los tres hijos de Hugo Rocco Galdames, Paola, Víctor Hugo y Francisco, tenían las herramientas para contestar. Su padre había sido declarado interdicto desde enero de 2013, luego de un demoledor informe psiquiátrico del Dr. Francisco Vergara:

Reacciona escasamente frente a los estímulos. Desorientado en el tiempo y el espacio. Su afectividad está apagada por lo que no llega a establecer vínculos. Ya no reconoce a sus antiguos conocidos. Desconoce el valor del dinero.

Víctor Hugo asumió su representación legal. Al enterarse de la demanda, se vio en la extraña situación de ser uno de los perjudicados, pero también ser uno de los demandados, por formar parte del directorio. Acudió al estudio Bofill-Escobar.

-Paradójicamente, nosotros somos los demandados, pero empatizamos con la posición de Claudia, porque en el fondo somos víctimas igual que ella. En el juicio hemos dicho: "Lo que dice la demandante es verdad, pero yo no tengo la culpa" -explica el abogado Jorge Bofill.

-Cuando supimos de la demanda, contestamos también con una querella por falsificación de instrumento público y su uso malicioso -agrega su socio y abogado a cargo del caso, Francisco Aninat.

Actualmente, los dos procesos corren en paralelo: la demanda de Claudia Rocco está en proceso en el 12º Juzgado Civil de Santiago y la querella de Víctor Hugo Rocco contra el directorio quedó en el 7º Juzgado de Garantía de la capital.

Consultado por Reportajes, el abogado de Sergio Rocco, Raúl Tavolari, anunció que su cliente no haría comentarios y acotó que "este es un tema familiar que ha llegado muy lejos". Los argumentos legales de su contestación apuntan a que fue su padre quien "decidió que el hijo Sergio controlaría el 51% del grupo empresarial en retribución a su esfuerzo y dedicación personal para sacar la empresa adelante", por ser "el único que cumplía el perfil profesional requerido por el padre". También señala que la acción de nulidad estaría prescrita, después de cuatro años, que su hermana Claudia ya había negociado su salida de la sociedad pidiendo "una cifra estratosférica" y que la jurisdicción le correspondería a un árbitro y no a la justicia ordinaria.

El conflicto legal significó la salida de Paola Rocco de la casa de su abuela en Villuco, alejándose así de su padre. El 28 de junio pasado, su hijo Víctor Hugo fue a visitarlo, pero Sergio y Ximena lo echaron de la casa. Después del incidente, Hugo enfermó de colecistitis aguda y fue internado en una sala común del Hospital Regional de Concepción, pues sólo tenía Fonasa. Como su curador, Víctor Hugo lo trasladó a la Clínica Alemana el 17 de julio, pero ha manifestado problemas para recibir utilidades adelantadas de Inaser para costear los $ 30 millones de su hospitalización.

"Podrían haberse preocupado un poco más. Veo a mi tío que podría internarse en cualquier clínica del mundo, tiene autos deportivos y un zoológico en su casa y mi papá termina ahí", reclama Paola Rocco.

Hugo Rocco se ha ido recuperando y hoy está internado en una residencia de Santiago. Paola cuenta que su abuela y tíos no lo visitaron nunca más.

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