Italia busca rehabilitar la figura de Bettino Craxi
<P>Tres ministros del gobierno de Silvio Berlusconi viajaron a Túnez a homenajear al ex premier, quien falleció en ese país hace 10 años, tras ser condenado a prisión en Italia.</P>
A 420 euros por persona, transporte y alojamiento incluidos, los tres aviones que salieron de Milán, Roma y Palermo con destino a Hammamet, Túnez, se llenaron rápidamente. A bordo iban los fieles nostálgicos de Bettino Craxi. Por nada del mundo ellos se hubieran perdido una visita al cementerio cristiano al pie de las murallas de la medina. Ahí reposa el ex primer ministro (1983-1987), condenado a varios años de prisión por financiamiento ilícito del Partido Socialista Italiano. Para escapar de la prisión, prefirió exiliarse en Túnez, donde murió hace 10 años.
Pero esta vez, junto con sus compañeros iban también tres ministros. Habiendo iniciado su carrera política al lado de Craxi, Franco Frattini (Relaciones Exteriores), Renato Brunetta (Función Pública) y Maurizio Sacconi (Salud), este año decidieron mostrar su fidelidad a la luz del día. Diez años es poco tiempo para hacer el saldo del craxismo, pero es suficiente para olvidar sus yerros. ¿Las comisiones cobradas sobre las obras públicas para financiar al partido? Actualmente se considera que Bettino Craxi fue el único que pagó por un sistema de corrupción practicado por todos. "Ha cambiado el concepto de los italianos sobre la obra de Craxi", explica la hija del político, Stefania Craxi, subsecretaria de Estado de Relaciones Exteriores.
De las cenizas del político fugitivo, poco a poco surge el hombre de Estado. En 2008 se realizaron 75 tesis de doctorado sobre Bettino Craxi y en 2009 fueron más. Las solicitudes de los investigadores para consultar los 500.000 documentos también están al alza. Silvio Berlusconi, a quien Craxi ayudó mucho a construir su imperio mediático con leyes a la medida, no ve en la figura de Bettino Craxi más que a un "perseguido". Los enemigos de ayer, sobre todo los ex comunistas, cuya hegemonía Craxi amenazó, también se dicen dispuestos a hacerle un lugar en el panteón de la izquierda.
Incluso la decisión de la alcaldesa de Milán, Letizia Moratti, de bautizar una calle con el nombre de Craxi no provocó la polémica que era de esperarse. "En la época de Craxi", considera Alessandro Campi, director científico de la fundación Farefuturo, allegada al presidente de la asamblea nacional, Gianfranco Fini, "había una clase política corrupta, pero de valor. Quince años después, ¿qué hay? Legisladores y funcionarios mediocres. Al lado de ellos, Craxi es un gigante."
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