Jamaica, genética y tradición
<P>El éxito de los corredores se apoya en tres razones: el genotipo de los inmigrantes de Africa Occidental y que se asocia a la alta velocidad, los factores ambientales que catalizan esa información y las políticas estatales y la tradición deportiva para explotarlo. </P>
Jamaica se adueña de las pruebas de velocidad en el atletismo. Y ojo que no es un fenómeno nuevo. Cinco de los últimos seis ganadores en la pista de los 100 metros en Juegos Olímpicos nacieron en esa isla de las Grandes Antillas. Un logro que, al margen del componente étnico y genético, se apoya en la gran cantidad de dinero que ha invertido ese país en la formación de los nuevos valores del hectómetro, los 200 y 400 metros planos.
El recordado Ben Johnson, suspendido por dopaje, llegó primero en los 100 metros de Seúl 88 compitiendo por Canadá, pero nacido en Jamaica. En Barcelona 92, ganó Linford Christie, también jamaiquino de nacimiento, que representaba a Gran Bretaña. En Atlanta 1996 fue Donovan Bailey, otro nacido en ese país que defendía a Canadá. Mismo logro que obtuvo Usain Bolt en Beijing 2008 y el domingo en tierras londinenses.
Pero, ¿qué es lo que hace a estos atletas los mejores en su especialidad? La respuesta tiene más de una arista. Antes de la llegada de Cristóbal Colón, en 1494, los arahuacos y taínos ya habían bautizado al lugar como Xaymaca, que significa "Lugar del oro Bendecido", una premonición hecha hace más de cinco siglos.
Un siglo y medio más tarde, los ingleses tomaron la isla que a esa altura ya tenía una presencia importante de esclavos. He ahí el primer componente. La inmigración jamaiquina provino, principalmente, del Africa Occidental, lo que actualmente corresponde a Ghana, Kenia, Senegal, Nigeria, Guinea Ecuatorial, Gabón y otras naciones cercanas al Golfo de Guinea, que tenían en su cuerpo el genotipo necesario.
La doctora Rachel Irving, de la Universidad de las Indias Occidentales, en conjunto con la Universidad de Glasgow, indagó en forma científica y llegó a resultados sorprendentes publicados en su libro Jamaican Gold. "La investigación", explica Irving en el libro, "demostró que el 75% de los velocistas jamaiquinos tienen la variante fuerte 577RR del gen ACTN3, asociado a las fibras musculares de rápida flexión que permiten alta velocidad. Una predisposición genética".
Sin embargo, un taxista jamaiquino no necesariamente correrá tan rápido como Yohan Blake, porque el gen de la velocidad tiene que ser activado por factores ambientales. Estos podrían darse en la región occidental de Jamaica, en Cockpit Country. De ahí surgieron Usain Bolt, Veronica Campbell-Brown (triple oro olímpico) o Donovan Bailey. Es más, según la doctora Irving, hay un amplio número de velocistas de otras regiones cuyos padres nacieron en Cockpit.
"Hay minerales en el área de Cockpit, como la bauxita, que impregna las plantas y que consumen los jamaiquinos en forma de tubérculos, como el ñame", dice Irving. De hecho, el ñame, parecido al camote, estimula proteínas tales como el ACTN3.
Aunque nada sería posible si no existiera tradición deportiva, inversión en infraestructura y sistemas de entrenamiento para cultivar potenciales atletas de elite en este país de 2,8 millones de habitantes. Una cultura que idolatra a sus velocistas y un poderoso deseo entre los jóvenes por usar al deporte para sacar a sus familias de la pobreza, completan la otra mitad de la ecuación.
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