Jorge Volpi lanza libro de ensayos sobre la ficción, la literatura y el pensamiento
<P><I>Leer la mente</I> es un ensayo del escritor mexicano, donde plantea el nacimiento del Homo Ficticius y el desarrollo de las ideas. </P>
Podría ser un científico encerrado a tiempo completo en un laboratorio. O un heredero del psicoanálisis dedicado a interrogar a sus pacientes. Algo de eso es Jorge Volpi. Escritor mexicano que siendo niño acostumbraba a leer textos de divulgación científica y, ya más grande, afinó el gusto por descifrar los sinsabores de los personajes salidos de su mente.
Hoy, con 43 años, Jorge Volpi es el autor emblema de la llamada Generación del Crak, surgida a mediados de los 90, que reúne, además, a los escritores mexicanos Ignacio Padilla y Eloy Urroz. Uno de sus propósitos: desmarcarse de la narrativa del boom latinoamericano y, más precisamente, del realismo mágico.
Autor de la Trilogía del Siglo XX -conformada por las novelas En busca de Klingsor, El fin de la locura y No será la tierra-, donde echa mano de la ciencia y de la historia, Volpi es uno de los intelectuales más reconocidos de México. Y de su generación el más galardonado, sumando el Premio Biblioteca Breve y el José Donoso el 2009. Ese mismo año publicó El insomnio de Bolívar. Un libro de ensayos con el que se adjudicó el Premio Debate Casa de América.
En él afirmaba que Roberto Bolaño es "el último escritor latinoamericano". Desde México responde a La Tercera. "Sí, cada día creo que se confirma más mi tesis. Hoy tenemos muchos escritores latinoamericanos, pero ya ninguno de ellos escribe 'literatura latinoamericana'", dice, y va por su selección nacional: elige a Bolaño como el escritor chileno mejor del siglo XX. Y del siglo XXI nombra a Alejandro Zambra, Alejandra Costamagna y Alvaro Bisama.
Libro electrónico
La semana pasada, Volpi recibió por su obra la Orden Isabel la Católica de España. Prueba de su producción es que hace dos meses publicó Días de ira (Páginas de Espuma), un volumen de tres novelas breves o relatos largos. Sobre ese límite difuso, Volpi incluye un ensayo.
Y su última novedad es Leer la mente, libro subtitulado El cerebro y el arte de la ficción. Aquí Volpi se cuestiona sobre las capacidades del ser humano para imaginar y transformar ideas en ficciones y plantea la existencia del Homo Ficticius.
¿Cómo crees que opera en este ámbito la literatura frente al cine y el audiovisual?
En el libro, digo que las ficciones de todo tipo son imprescindibles para el ser humano; o, de hecho, que somos humanos también gracias a ellas. Somos la única especie que produce ficciones de sí misma. Pero ello no quiere decir que las ficciones sean necesariamente de la misma calidad. Cine, televisión, video, artes escénicas y videojuegos son también formas de la ficción y, como tales, en ellas hay desde sus manifestaciones más burdas hasta las más altas, que consideramos artísticas. La literatura se distingue de ellas porque no es icónica: nuestro cerebro forma imágenes a partir de signos, de palabras.
¿Y cómo difundir mejor la literatura?
Creo que el gran problema de nuestro tiempo es la forma de enseñar literatura. En las escuelas debería haber, más bien, una clase de ficción: cómo disfrutar y criticar todo tipo de ficciones, independientemente del formato. Y, a la larga, cómo producirlas.
¿Crees que la novela gráfica podría servir para atraer nuevos lectores?
No. Yo creo que la novela gráfica y las nuevas novelas interactivas y multimedia que surjan a partir de la difusión del libro electrónico continuarán conviviendo sin problemas con las novelas tradicionales (aunque las leamos electrónicamente).
¿Te llegas a imaginar tu posteridad?
No creo en la posteridad. Ni siquiera en la idea presente de la posteridad futura, como decía Fernando Pessoa.
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