Jorge Volpi: "Roberto Bolaño fue el último escritor latinoamericano"

<P>El autor de <I>En busca de Klingsor e</I>s uno de los expositores del V Congreso de la Lengua que comienza el martes en Valparaíso. En su ensayo <I>El insomnio de Bolívar, </I>Volpi repasa el pasado, recorre el presente y ausculta el futuro de la región. Ahí también habla de la caída de los estereotipos y del disgregado perfil del escritor latinoamericano actual. </P>




Los escritores latinoamericanos ya no existen. No como antes: ya no llevan la bandera del continente por el mundo. El mexicano Jorge Volpi lo afirma en su último libro, El insomnio de Bolívar. En el capítulo Evolución del escritor latinoamericano (del boom a nuestros días), hace una comparación entre la generación de Mario Vargas Llosa y García Márquez y la de los autores actuales. Es en tono de broma, pero tiene mucho de cierto.

Las diferencias parten de su apariencia. "Antes: cabello largo, chaqueta de cuero, morral al hombro, look hippie o indumentaria típica. Ahora: cabello cortísimo, blackberry o iPhone y camisetas. Look nerd o cool". Sus ideas políticas: "Antes: izquierda revolucionaria. Ahora: indiferencia política y cierta simpatía por ese lugar indefinido llamado 'centro'". Y su formación: "Antes: Clásicos de aventuras, clásicos grecolatinos, colección amarilla de Gallimard. Ahora: Clásicos de la televisión (Don Gato, El túnel del tiempo, Twilight zone), clásicos latinoamericanos, colección amarilla de Anagrama".

Sigue con sus gustos musicales: antes la música sinfónica y el tango, ahora la electrónica y rock. El cine: de los clásicos de Hollywood, la nouvelle vague francesa y Bergman a Tarantino, Won Kar-wai y Scorsese. Y los escritores: "Antes: Borges, Vallejo, Arguedas, Neruda, Rulfo, Paz. Ahora: Borges, Bolaño, Marías, Vila-Matas, Piglia". Donde Volpi acentúa más el contraste es en sus aspiraciones: "Antes: premios, reconocimiento internacional, convertirse en conciencia de América Latina. Ahora: premios, reconocimiento internacional, dinero". Y sus temas: "Antes: América Latina. Ahora: ¿?".

Con ironía y ánimo provocativo, Volpi recorre la historia del continente a las puertas del bicentenario en El insomnio de Bolívar. Ensayo salpicado de ficción, analiza el pasado y el presente del continente e indaga sobre el futuro. Con sus santos y demonios. sus dictadores y guerrilleros, sus escritores e intelectuales. Con humor, describe el fracaso del sueño de la integración.

El fin de Macondo

"Fue en España, para ser más preciso en Salamanca, apabullado por las centenarias piedras de Villamayor, frente a las severas estatuas de fray Luis de León y Unamuno, donde descubrí que yo era latinoamericano. Acababa de cumplir 28 años y hasta entonces había vivido en México, donde jamás fui consciente de esta condición y donde nunca tuve la fortuna o la desgracia de toparme con alguien que se proclamase miembro de esta especie", escribe Volpi.

A partir de ahí, revisa y desmenuza los mitos sobre el continente. Y sostiene que la vieja Latinoamérica (exótica y rural, tipo Macondo) ya no existe más. ¿Significa el triunfo de McOndo? "No", dice Volpi a La Tercera. "Quiere decir que muchos de los estereotipos ligados con América Latina se han desvanecido, pero a veces han sido sustituidos por otros: la violencia, la corrupción, la preeminencia del narcotráfico".

Para Volpi, el sueño bolivariano fracasó, porque "la lógica nacionalista se impuso en todas partes, en contra del vago ideal de unión". Como lo grafica en la Evolución del escritor latinoamericano, la literatura refleja esta disgregación. "Hoy hay magníficos escritores latinoamericanos que no escribren literatura latinoamericana: es decir, nada en lo que escriben los denuncia como típicamente latinoamericanos, independientemente de si hablan de sus países o no", dice.

Así, el último escritor latinoamericano murió en Blanes, en 2003. "Bolaño fue el último que respondió conscientemente a una tradición que se pretendía continental. Conocía de cerca la literatura de cada país, y se enfrentó a ella con ahínco. Pero su mirada escapa ya de lo nacional".

El heredero

Naturalmente, el autor de En busca de Klingsor no se reconoce en el viejo modelo: "Soy latinoamericano como soy mexicano o ateo: un componente más de mi identidad. Pero no escribo literatura latinoamericana".

Señalado como el heredero literario de Carlos Fuentes, Volpi valora el legado del autor de Aura. "Fuentes es un escritor imprescindible de la segunda mitad del siglo XX: su curiosidad intelectual, su riesgo como artista y su voluntad crítica son su mayor herencia. Es autor de un puñado de obras maestras". Pero también reconoce su faceta de hombre de poder, que a Volpi no le interesa. Y personalmente, afirma, no le atrae pertenecer a ese mundo. "Mis amigos son esencialmente escritores; no conozco cercanamente a ningún político ni a ningún magnate: me interesa observarlos, sí, pero con distancia".

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