Josemiguel y Analaura: la moda de convertir dos nombres en uno para bautizar a los hijos
<P>Expertos dicen que síntesis revela intento por diferenciarse y darle un toque de distinción al nombre.</P>
Si antes de 2000 la costumbre en Chile era bautizar a los hijos con dos nombres, desde el nuevo siglo apareció una nueva tendencia: inscribirlo sólo con uno. Ese año, 5.323 niños recibieron un único nombre, cifra que para 2009 llegó a 7.600 inscritos.
Ahora, una nueva moda aparece en los registros: juntar en una sola palabra dos nombres que antes iban separados, pero que se complementaban. Es así como María Fernanda o José Manuel ahora son inscritos como Mariafernanda o Josemanuel. Datos del Registro Civil muestran que en 2008, 335 niños y niñas fueron inscritos de esa forma, lo que para 2011 aumentó a 424.
Es el caso de Juanpablo (7 años). La idea original, cuenta su madre, Erica Reyes, era inscribirlo como Juan Pablo Camilo. "Los tres nombres eran para que le dijeran los dos primeros", dice. Pero el papá entendió otra cosa. Pensó que tenían que ir juntos y así lo inscribió. Para ellos, hoy es una anécdota, pero cumple con el objetivo inicial: al niño nadie lo nombra como Juan. "Mi otra hija se llama María Ignacia Soledad, pero cuando vamos al doctor la llaman por María y se pierde el segundo nombre. En cambio, con mi hijo la gente está obligada a llamarlo Juanpablo", dice.
Abelardo San Martín, director del Departamento de Lingüística de la U. de Chile, dice que es posible que esta nueva síntesis haya surgido por la poca importancia que se le suele dar al segundo nombre. "Por ejemplo, el hecho de que a las María Eugenia se les diga 'Quena' es porque el segundo componente del nombre se tiende a hacer más invisible con respecto al primero", asegura.
Camila Mella San Martín, socióloga del Centro de Estudios Cualitativos de la U. Andrés Bello, cree que en estos casos se da una cierta estrategia simbólica de distinción. "Es María Trinidad Pérez, que pasa a ser Mariatrinidad Pérez para evitar ser sólo María Pérez en todos los documentos y registros", dice Mella.
La experta agrega que en Chile los nombres compuestos siempre han tenido un sentido de distinción, desde la aristocracia, y que es lo que se buscaría rescatar con esta síntesis.
Diferenciarse
San Martín dice que la búsqueda de nombres ha perdido la rigurosidad que existía en el pasado. "Desde los griegos, el nombre se asociaba con cierta conducta de la persona. Pero eso fue cambiando dentro del lenguaje y se perdió esa relación".
El experto dice que ahora, al momento de escoger, se imponen más bien motivos familiares, como considerar el nombre de algún antepasado, que sea un nombre popular y, por último y con cada vez más frecuencia, innovar. "Aún hay personas que tratan de buscar un significado, pero la mayoría de las veces son meras relaciones arbitrarias o que se escogen por la sonoridad", dice.
Eduardo Llanos, académico de la Facultad de Psicología de la U. Diego Portales, comparte esta tesis, y dice que es posible que los padres se inclinen por esta fórmula por razones de eufonía; es decir, que consideren que algunas combinaciones de nombres suenan mejor que cada nombre por separado.
También está el deseo de diferenciarse. "La costumbre hoy es abreviar: por eso decimos tele en vez de televisor. De ahí que al extender un nombre marcamos la diferencia con esa excepcionalidad".
Pero hay límites para la creatividad. El artículo 31 de la Ley Nº 4.808, sobre Registro Civil, dice que un nombre no puede ser ridículo, extravagante, equívoco respecto al sexo o contrario al buen lenguaje.
Rodrigo Durán, director del Servicio de Registro Civil e Identificación, indica que la mencionada combinación de nombres no cae en lo que estipula la ley, por lo que no existe problema para su uso. Aunque, como se trata de dos palabras delimitadas lingüísticamente, dice San Martín, "desde el punto de vista de la ortografía académica, escribirlos juntos es un error", aclara.
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