Juana Cuante, la primera cacique huilliche del sur de Chile
<P>Joven mapuche es la primera mujer en la historia huilliche en convertirse en lonko. </P>
Esa noche no hubo discursos ni promesas. Sólo cánticos, danzas y rogativas alrededor del rehue. Cuando amaneció, Juana Cuante se había convertido en la primera mujer en la historia mapuche huilliche en convertirse en lonko e integrar la Junta General de Caciques del territorio sur.
No es un antiguo episodio de la historia araucana. Ocurrió hace tres semanas, y a juicio del antropólogo e historiador Eugenio Alcamán, correspondería a un hecho excepcional. "No hay registro de que haya existido antes una mujer que asuma como lonko entre los huilliches. Los cargos y la herencia son por vía paterna, pero hay excepciones cuando el mayor de los hijos es una mujer. En el caso de Juana, es la hija mayor de Leonardo Cuante, que era lonko", explica el experto.
La mujer, de 26 años, casada y con una hija, asumió no sólo el liderazgo cultural, político y social de la comunidad de Pitriuco, que agrupa a un millar de huilliches. Ante la Junta General de Caciques, que reúne a un grupo de ancianos lonkos, siente el llamado a levantarse como joven vocera de un casi extinto grupo ancestral. "Los jóvenes tenemos la responsabilidad de entender el proceso de ver a los viejos, apoyarnos con ellos y levantar a nuestro pueblo en la intelectualidad, en lo social", enfatiza la mujer.
Herencia paternal
Tenía 10 años cuando empezó a asistir a los nguillatunes que dirigía su padre, Leonardo Cuante. Juntos recorrieron todo el territorio de la Fütawillimapu, entre Concepción y Puerto Montt.
Conocía tan bien el trabajo, que dos meses antes de morir, el viejo cacique delegó a Juana la responsabilidad de encabezar las ceremonias.
Cuatro años después, cuando se había completado el tiempo que la cosmovisión mapuche exige para iniciar un nuevo ciclo, la comunidad de Pitriuco aceptó romper con la histórica tradición de caciques hombres. "Más que un cargo, era la esencia para lo cual ella fue educada. Es su rol natural", asegura Julio Muñoz, amigo de Juana, quien también forma parte de un reducido círculo de asesores de la nueva lonko.
Es que Juana no es sólo guía espiritual. La Junta General de Caciques es también la encargada de canalizar las demandas de la comunidad al Estado chileno. Por eso, la mujer recibe los consejos de profesionales mapuches en todo tipo de materias técnicas.
La primera tarea será reorganizar la junta, asegura Juana. Después, analizar los derechos sobre las aguas de San Juan de la Costa, donde, según la lonko, se estarían vulnerando algunos derechos de la comunidad.
Así, entre conflictos, ceremonias y otros menesteres, Juana deberá pasar el resto de la vida. Una vida que, por momentos, le parece desafiante. "La veo complicada. Pero veo el llanto de la gente, la pena de nuestro pueblo y la convicción de ser hija de la tierra me hace seguir adelante. Saber que los espacios naturales y espirituales se manifiestan me hace mantenerme. Hasta donde llegue…", suspira.
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