Jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia
Señor director:
Se han emitido diversas opiniones en relación con la oportunidad para formular las observaciones preliminares ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y de impugnar su competencia: hacerlo ahora, antes del 15 de julio o con posterioridad en la contramemoria. Sin embargo, no ha sido debidamente considerada la ponencia del destacado profesor, periodista y ex embajador, miembro del comité asesor para enfrentar la demanda de Bolivia, José Rodríguez Elizondo, a la cual me sumo plenamente.
La impugnación debe ser definitiva y recurrir a ella no como un simple capricho o enfado por el fallo de dicha corte en el pasado juicio de la demanda presentada por Perú, sino apoyada en estricto rigor y derecho, en lo que expresa el artículo 53 de los estatutos del citado tribunal.
El gobierno, junto con invocarlo, debe acompañar este recurso con todos los antecedentes de carácter histórico y legal y, en especial, con los numerosos beneficios que otorga a dicha nación en cumplimiento al Tratado de 1904 y otros suscritos con posterioridad, que superan con creces los establecidos en el Derecho Internacional para los países sin litoral.
Esta exposición no sólo debe ir dirigida a la CIJ, sino, además, al secretario general de las Naciones Unidas y al Consejo de Seguridad de ese organismo, por cuanto un eventual fallo adverso que modifique los límites libremente y soberanamente acordados entre ambas naciones u otra fórmula que limite nuestra soberanía o la del Perú podría abrir una caja de Pandora e inducir a la misma Bolivia a emular demandas contra Paraguay, Brasil y Argentina (países a los cuales debió ceder territorios en el pasado), poniendo en riesgo la seguridad de la región.
¿Estaremos dispuestos a cumplir la eventual imposición de un tribunal carente de facultades para modificar nuestros límites y soberanía? El gobierno al que le corresponda recibir dicho fallo, de ser adverso, ¿estará dispuesto a cumplirlo a riesgo de provocar profunda división y malestar interno? ¿Valdrá la pena diferir un pronunciamiento que se podría extender durante unos cinco años, sujeto además a la intensa campaña comunicacional de Bolivia, difundiendo una imagen de nación mártir a través de todo el mundo y ocultando sus propias falencias mientras procura deteriorar nuestro prestigio?
Fernando Hormazábal Díaz
Miembro Academia de Historia Militar
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