Justicia y esperanza: llegan los cuentos inéditos de Vonnegut

<P> <I>Mire el pajarito</I> muestra una faceta rara del corrosivo y alucinado Kurt Vonnegut: en sus relatos de los 50 ganaban siempre los buenos. </P>




Vestidos de etiqueta y tras un baile de la alta sociedad del medio oeste de EEUU, Ann y Henry comenten un error: atraviesan un peligroso parque, famoso por ser el escenario de varios asesinatos. Tienen 17 años, son ricos y "se aman de un modo altamente decorativo". La escena, creada por Kurt Vonnegut cuando era un desconocido, es perfecta para un asalto violento, pero en medio de los vagabundos y borrachos, Ann y Henry van a encontrar una lección vital invaluable que, de un solo golpe, los hará madurar y entender las profundas desigualdades de la sociedad. Incluso les permitirá amarse honestamente.

La majadería de la lección moral podría hacer tambalear, sino hundir, al cuento El rey y la reina del universo. Pero en las manos de Vonnegut sucede lo imposible: el relato no sólo es verosímil; además es reconfortante y esperanzador. Es un cuento raro para el ánimo de la literatura del siglo XX, sobre todo porque su autor venía de una traumática experiencia en la II Guerra Mundial cuando lo escribió. Lo inesperado es que no está solo en la obra de Vonnegut: es parte de Mire el pajarito, un volumen de 14 relatos inéditos marcados por el triunfo del bien y la justicia.

Ganan los buenos

Publicado en 2009 en inglés, Mire el pajarito, ahora disponible en Chile, es el segundo volumen póstumo del autor de Matadero cinco y recoge relatos inéditos, escritos en los 50 e inicios de los 60. Edificantes y sorprendentes, prácticamente no hay rastros de la corrosiva ironía y la particular ciencia ficción que hicieron célebre a Vonnegut en libros como Las sirenas del titán, Cuna de gatos y Desayuno de campeones.

Lo que hay en Mire el pajarito es optimismo. En el cuento Fubar, el oficinista Fuzz Littler se hunde en una oficina solitaria ubicada, por error, en el gimnasio de su compañía. Su vida es absolutamente gris, hasta que le asignan a una mecanógrafa. La vida de Littler se ilumina: todo lo que antes lo aplastaba, ahora lo puede hacer feliz.

Siempre hay un giro: en Gritarlo a los cuatro vientos, un vendedor viajero llega hasta la casa de una pareja en crisis: ella ha escrito un famoso libro en el que cuenta infidencias de su esposo y su pueblo. Todos en el estado de Vermont los odian. El vendedor no los conoce. Una vez que conversa con ellos, el matrimonio recuerda que los une el amor.

En el más increíble de los cuentos del libro, El key club de Ed Luby, un matrimonio salva a un pueblo entero del yugo de un mafioso. Por enredos y conspiraciones de última hora, Harve y Claire Elliot son acusados de un asesinato. Detrás está la mano de Ed Luby, un ex colaborador de Al Capone que reina en Ilium. Tiene entre sus aliados al alcalde, al juez y a la policía. Harve y Claire parecen destinados a podrirse en la cárcel por meterse con el hombre equivocado, pero, de pronto, su ruta se ilumina y el FBI los asiste secretamente para derrotar a Ed Luby.

La vuelta de tuerca que da Vonnegut es tan sorprendente que es imposible no esbozar una sonrisa de alivio. Una más oscura aparecerá en el rostro del lector tras leer Mire el pajarito, el cuento más cercano al tono clásico de Vonnegut: un siquiatra ocupa a sus pacientes paranoicos para su negocio paralelo: asesinatos.

Pero la oscuridad no es lo que dominaba al Vonnegut de los 50. Así lo dice Dave Eggers: "Después en su carrera, Vonnegut saldría con finales donde el mundo muere, los héroes son acuchillados y los villanos se pasean tranquilos. En este libro, sin embargo, los malos y los buenos están perfectamente delineados y los buenos siempre ganan".

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