Keane anuncia visita y habla del disco que marca la vuelta a sus raíces

<P>Su voz, Tom Chaplin, cuenta a <B>La Tercera </B>los detalles del álbum, que sale el 7 de mayo. </P>




Como toda banda que ya reporta cerca de una década de éxito, Keane ha trazado su carrera como un tobogán. Un debut -Hopes and fears (2004)- que contenía algunas de las melodías pop más conmovedoras y radiables de la última década remató en dos entregas -Under the iron sea (2006) y Perfect symmetry (2008)- facturadas entre excesos, experimentación sónica y vidas ya alteradas por el suceso planetario, aunque sin perder nunca el talante comercial. Para cerrar el círculo, los británicos echaron mano a lo lógico: un cuarto título que supone el retorno a sus raíces y para el que demoraron el doble del tiempo que invirtieron en cada uno de sus anteriores trabajos.

"Sí, fueron cuatro años", cifra Tom Chaplin, el cantante robusto y de voz evocativa de Keane, al teléfono desde su cama, en plena campiña inglesa. "Hicimos 100 canciones y tuvimos a nuestro compositor (Tim Rice-Oxley) encerrado durante un año y medio para que escribiera", completa el artista, entregando más volumen a los números que explican Strangeland, el disco que sale el 7 de mayo y que asoma como uno de los estrenos de la temporada.

Razones hay varias. La producción ha sido adelantada por dos singles, Silenced by the night y Disconnected, que retoman la omisión instrumental que los llevó a la cima (la ausencia de guitarras en pos de los teclados) y que los hizo marcar cierta distancia de Travis o Coldplay, las sombras más recurrentes que acecharon sus inicios. Chaplin sigue: "En todo este tiempo, no estábamos preparados para hacer un nuevo álbum. Pero sí teníamos claro que queríamos hacer algo clásico y tan perfecto como pudiéramos. Le dimos mucho espacio y concentración a Tim y, literalmente, terminó con 100 temas. Luego los trabajamos y pensamos en composiciones concisas, cortas, muy poperas... Que cada una fuera un single y que se centrara en nuestras fortalezas históricas: las canciones, la individualidad del piano y mi voz. Eso es lo que brilla en este álbum".

Y se nota: más allá de los sencillos, Strangeland ofrece tracks como You are young, Neon River o Black Rain, destinados a las FM mundiales y a los karaokes de estadio. "Me siento orgulloso de álbumes como Perfect..., pero fue algo inusual: éramos un par de músicos haciendo canciones en un estudio. Ahora queríamos sonar como una banda real", remata.

Pero no todo es girar en reversa. Ahora el conjunto dejó para siempre de ser un trío e integró de manera oficial al bajista Jesse Quin, un viejo colaborador que antes sólo firmaba como músico de sesión. El frontman explica: "Siempre ha sido parte nuestra, sólo que ahora lo hicimos oficial. Ha sido fantástico, ya que no tenemos que usar una computadora para lograr el sonido del bajo. El trajo aire fresco, y como nosotros tres nos conocemos hace mucho, que una persona nueva se integre no es fácil".

Como agregado, el ahora cuarteto también decidió convertir el video de Disconnected en un corto de terror grabado en Barcelona y a cargo de Juan Antonio Bayona (El orfanato), donde Chaplin personifica a un novio sepultado bajo tierra que renace como un fantasma. Es la aventura audiovisual más ambiciosa en la carrera de los británicos. "Nuestra relación con él fue increíble y este proyecto es el mejor testimonio. Había mucha admiración mutua y siempre lo hemos considerado un genio como director. Fue maravilloso", detalla el intérprete.

Con esos antecedentes, Keane iniciará una gira que parte en mayo en París y que espera pasar por Chile antes de fin de año, luego de debutar en el festival Vive Latino, de 2007, y de volver dos años después al Movistar Arena. "¡Claro que me acuerdo! Por eso es tan lindo para mí hablar con alguien de Chile, porque nos encantó la ciudad, muy hermosa e increíble, con mucha historia. El vino también era excelente. Y los fans latinos son muy apasionados, fantásticos para un grupo como el nuestro. Pienso que iremos este año, no sabemos cuándo, pero de seguro se dará", apuesta el inglés, mirando desde su cama un paisaje saturado de flores, antes de salir a la ruta para vivir en ese tobogán llamado Keane.

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