Kim Clijsters lleva el éxito del retorno en la sangre




Kim Clijsters no esperaba que su retorno le significara tan rápido un triunfo como el que consiguió en el Abierto de Estados Unidos. Pero estaba preparado para ella. Se había convencido de que no quería sólo regresar, sino que esperaba volver a ser la jugadora de alto nivel que alguna vez fue y que llegó a ser número uno del mundo.

La belga lo tenía en su ADN. Su padre, Leo también estuvo un largo período inactivo. "Lei", como le conocían, irrumpió en el fútbol a mediados de los '70, pero una serie de lesiones complicaron sus inicios. Sin embargo, se las arregló para recuperarse y en los '80 se convirtió en un defensa duro, que participó en la Eurocopa '84 y los Mundiales de México '86, donde su equipo terminó cuarto, e Italia '90, donde le anotó un gol a Uruguay.

Entremedio, fue elegido el futbolista belga del año, en 1988, y consiguió la extinta Recopa y la Supercopa europea con el Mechelen.

"Lei", quien después del retiro dirigió algunos clubes y manejó las carreras de Kim y su hermana Elke, murió en enero, a causa de un cáncer. Tenía 52 años.

"Uno siente su presencia. No sólo yo. También le pasa a Brian (Lynch, su esposo) y a mi hermana. Lo sentimos muy fuerte. Es algo reconfortante, pero también tiene su lado triste. Hay cosas que pasan y creo mucho en los signos. Han pasado tantas cosas en las últimas semanas, en las que he tenido la sensación de que nos está observando y eso es muy agradable", aseguró, mientras evitaba llorar.

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