La agonía de Santana Motor llega a su fin: la marca española cierra sus puertas




Tras 55 años de vida, esta semana cerró sus puertas el fabricante español Santana Motor, especialista en la producción de todoterrenos de uso civil y militar de bajo valor.

Su propietario, la Junta de Andalucía, decidió poner fin a la empresa afincada en Jaén y prejubilar a 790 de sus 1.100 operarios, debido a la fuerte caída de sus ventas y las pérdidas operativas, que en los últimos 10 años superan los US$ 400 millones.

En 2000, Santana fabricó algo más de 42 mil vehículos, los que se incrementaron gracias a un contrato para proveer al Ministerio de Defensa español el modelo Aníbal 4x4 (foto), pero de uso militar. Pero problemas de calidad y confiabilidad terminaron con el contrato, y el año pasado produjo sólo 800 unidades.

Hace un par de años el gobierno andaluz inició la búsqueda de un comprador para la empresa. La italiana Iveco, con quien Santana estaba asociada desde 2006 para desarrollar en conjunto el Massif y el Campagnola, tenía una opción de compra, pero no la hizo efectiva.

Santana Motor deja tras de sí una historia de 55 años, que se inició con la fabricación de maquinaria agrícola, para en 1961 iniciar la producción bajo licencia del Land Rover.

Fue en 1983 cuando la marca británica le quitó la licencia, que Santana lanzó un modelo bajo su marca: el 2500.

Su mayor éxito llegó a fines de los 80 y principios de los 90, cuando se asoció con Suzuki para fabricar el Samurai y el Vitara. De este último modelo derivó el Santana 300, diseñado por Giugiaro y de gran éxito en el campo español.

Hoy, la obsolescencia tecnología deja a Seat como exclusiva firma española de autos.

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