La Bolsa de Valores de un país comunista que golpea a los mercados

<P>El desplome bursátil chino generó preocupación mundial sobre el real estado del gigante asiático. Pero el mercado de valores de la segunda economía más grande del globo no es igual al del resto del mundo. Estas son sus claves.</P>




Un país comunista de economía capitalista. Tres bolsas y acciones diferenciadas para locales y extranjeros. Precios que pueden subir y bajar; más inversionistas personas que inversionistas institucionales. Lo que para China era un pujante mercado bursátil, hoy tiene al mundo entero preguntándose qué síntomas evidencia esta acelerada corrección bursátil.

Mientras el gobierno de Beijing ensaya medidas para controlar los daños, el mercado financiero mundial comprende que China dejó de ser sólo un gran comprador de materias primas y fábrica del mundo, para convertirse en un actor cada vez más relevante en los mercados financieros. Así como a principios de agosto los operadores entendieron que no pueden comenzar su jornada sin considerar la evolución del yuan, la moneda china, ahora el mercado de valores de la segunda economía mundial demanda idéntica atención.

Tres bolsas, un mercado

China todavía tiene un mercado bursátil joven. La Bolsa de Shan-ghai fue establecida recién en 1990 como parte de los planes de liberalización progresiva del país. También ese año el gobierno chino permitió la transacción de papeles de empresas continentales en Hong Kong y en 1992 abrió la Bolsa de Shenzhen, una ciudad fronteriza a Hong Kong que pasó de ser un pueblo de pescadores a una megaciudad, en cuyo distrito financiero se transan más de 1.700 empresas.

Desde fines del año pasado existe un "puente" entre los tres mercados. Con el fin de canalizar el exceso de liquidez que había en el país, el gobierno chino estableció el Shanghai-Hong Kong Stock Connect que permite a los ahorradores locales comprar acciones cotizadas en Hong Kong y a los extranjeros comprar títulos de compañías chinas. Este año estaba previsto que se uniera Shenzhen.

Con la unión de bolsas, China podría convertirse en el tercer mayor mercado global por capitalización bursátil. La suma de sus tres bolsas genera una capitalización de US$ 8.740 billones, es decir, 34 veces el PIB de Chile. Así, el valor de la Bolsa de Santiago parece casi anecdótico con sus US$ 142.509 millones de capitalización.

Alzas, pese a todo

El índice de Shanghai incluye a las 50 empresas más grandes del país, desde bancos a petroleras, que si bien siguen bajo control estatal, reciben porcentajes minoritarios de participación privada. Desde el 2000 hasta junio pasado, cuando comenzó la corrección bursátil, acumulaba una valorización de 106%, hasta los 4.277,22 puntos. Al cierre del viernes último, estaba en 3.232,35 unidades. En lo que va de año ha retrocedido apenas 0,07%.

En tanto, el índice Hang Seng de Hong Kong reúne a empresas chinas que cotizan en ese mercado. Desde el año 2000 hasta junio de 2015, cuando comenzó el retroceso de los mercados, acumulaba una valorización de 73,89%, hasta 26.250,03 puntos.

Al cierre de este viernes, concluyó la jornada en 21612,39 unidades. A lo largo de lo que va de este año, ha caído en 8,44%.

Compañías de salud, tecnológicas y de consumo predominan en el Shenzhen Composite Index. Hasta junio pasado, este mercado acumulaba un alza de 287,62% desde el año 2000 y ya al cierre del viernes estaba en 1.846,63 unidades. Pese a todo, en lo que va de este año acumula un alza de 30,5%.

Además, existe el índice CSI 300, que combina 300 empresas que cotizan en Shanghai y Shenzhen.

El banco de inversiones JP Morgan explicó, en un informe a sus clientes, que la corrección se debió primordialmente a los indicios de desaceleración, devaluación y caída de las materias primas.

Tres clases de acciones

Según el origen del capital y los inversionistas existen tres tipos de papeles:

* Clase-A, o de empresas de China continental, reservadas a los residentes en el país. Se transan principalmente en Shanghai. Los institucionales extranjeros pueden invertir en éstas, pero con un permiso especial del gobierno llamado Inversionista Institucional Extranjero Calificado (QFII, por sus siglas en inglés).

* Clase-B: representan a compañías chinas valoradas en yuanes, pero las transacciones deben hacerse en dólares estadounidenses si se trata de inversionistas internacionales. Se pueden adquirir en las tres bolsas.

* Clase-H: cotizan en la Bolsa de Hong Kong y están abiertas casi sin restricciones a los inversores extranjeros. Los chinos también pueden comprarlas. Se transan en dólares de Hong Kong.

Mejor, con fondos

Debido a las complejidades del mercado chino, regularmente los inversionistas optan por entrar a su Bolsa a través de fondos gestionados por grandes administradores globales, explica el actual director de Estrategia para América Latina de BlackRock, Axel Christensen.

De hecho, la totalidad de los US$ 4.680 de los fondos de pensiones chilenos colocados en China, equivalentes al 2,9% de todos los recursos del sistema, llegaron a ese mercado vía estos instrumentos.

Según datos de Bloomberg, entre los más demandados figuran Fidelity China Consumer Fund, Invesco Greater China Equity, JPMorgan Greater China y Vitruvius Greater China Equity.

Estatales

La principal diferencia respecto de los demás mercados del mundo es que si bien la Bolsa china opera de manera similar a los demás mercados de Occidente, más del 80% de toda la oferta de acciones corresponde a empresas públicas que abarcan sectores como energía, infraestructura y telecomunicaciones.

De acuerdo con el índice Fortune Global 500, 98 de las mayores compañías que cotizan en el mundo están basadas en China. De ese total, las mayores 12 son estatales.

También hay empresas privadas como Alibaba (comercio), Geely (autos), Dalian Wanda (inmobiliario), Tencent (telecomunicaciones), Jiangsu Shagang Group (acero), Huawei (telefonía), China Mobile, China Railway, PetroChina, Bank of China, China Construction Bank y China Citic Bank, entre cientos de otras.

Algunas firmas privadas, precisamente con el fin de facilitar la inversión en acciones, están también listadas en los grandes mercados occidentales, como Alibaba en Nueva York o Baidu en Londres, entre muchas otras. Según Capital Economics, sólo el 2% de las acciones chinas son propiedad de extranjeros.

El rol del Estado

En China, el Estado aún controla la economía. Los recursos naturales están en sus manos y la propiedad privada sólo existe en determinados casos. La tierra, por ejemplo, es estatal, pero puede ser explotada por 70 años. Ello ha posibilitado el desarrollo de un enorme mercado inmobiliario.

En noviembre de 2013 el régimen determinó que el mercado tendría un papel "decisivo" en la transformación del país en una sociedad de consumo y alentó al público a invertir en la Bolsa.

A ello, analistas de diversos bancos de inversión achacan la burbuja bursátil: la gente actuó como manada, tal y como lo había hecho antes con el mercado inmobiliario.

Por eso es que hoy todos miran al gobierno chino en busca de una solución, que respondió con bajas de tasas de interés, decretos para que los fondos de pensiones pusieran hasta el 30% de sus activos en el mercado de valores y regulaciones tan insólitas para Occidente como, por ejemplo, la prohibición a los dueños del 5% o más de acciones de una firma de vender sus papeles durante los próximos seis meses.

Próximo plan quinquenal

Aunque faltan todavía dos meses para el pleno del Partido Comunista de octubre, los trabajos de preparación del XIII Plan Quinquenal (2016-2020) ya están en proceso, según los medios oficiales de ese país.

Y el mundo entero espera sus conclusiones. Este plan será uno de los más cruciales de la historia contemporánea china, ya que deberá dar una señal acerca del incremento del papel del mercado en medio del ascenso definitivo del país a las grandes ligas globales. En 2021, China podría ser la primera potencia económica global.

Una moneda semifija

Una característica adicional del mercado chino es que su moneda, el yuan, no se cotiza libremente como sí ocurre con otras monedas. El Banco Central establece a diario una tasa frente al dólar estadounidense y durante las operaciones del día la divisa puede negociarse sólo un 2% más arriba o más abajo.

A inicios de agosto, el Banco Central redujo casi 2% la tasa de cambio, desatando temores y dudas acerca de la salud de la economía china. Regularmente, los países devalúan para ayudar a fomentar las exportaciones, haciéndolas más baratas.

Ahorro compulsivo

Pese a que los salarios no son muy altos, los chinos tienen una de las tasas de ahorro más elevadas del mundo: 30% del ingreso disponible, seis veces más que en Estados Unidos. ¿Qué hacen con todo lo que guardan? Compran oro, bienes inmuebles y ahora acciones.

En este país no existe un sistema nacional de pensiones y recién se está habilitando una industria financiera y de ahorro, lo que ha llevado a que su población busque asegurar recursos para su vejez de cualquier manera.

Esa es una de las razones de por qué el consumo privado apenas sea la mitad de lo "normal" en el mundo desarrollado: 36%.

Un estudio de Kerry Brown, director del Centro de Estudios de China de la Universidad de Sydney, publicado por Bloomberg el año pasado, indicaba que el 6% de la población invierte en Bolsa. En Estados Unidos es el 50% de la gente.

Sólo en los primeros cinco meses de 2015, cuando las bolsas subían como la espuma, más de 30 millones de chinos abrieron cuentas para comprar y vender acciones, sumándose a los otros 60 millones de habitantes que lo habían hecho en los meses anteriores.

Desde noviembre del año pasado, el Banco Central ha reducido las tasas de interés en dos ocasiones. Este abaratamiento del crédito es considerado una de las razones del boom bursátil chino, según un informe de mercados emergentes de JPMorgan.

A eso se suma la autorización gubernamental para que la gente comprara acciones con deuda. Varios pidieron créditos o hipotecaron sus casas para entrar a la Bolsa. El gobierno fomentó el rally, mientras los recursos de las personas reavivaban las compañías, a pesar de que el crecimiento económico no era sólido.

Un casino

En este país de 1.350 millones de habitantes, los comportamientos en "manada" son muy frecuentes. Así pasó con el mercado inmobiliario y ahora con la Bolsa. Los nuevos inversionistas, primera generación china que entra al sector de capitales, inundaron el mercado, porque todo el mundo parecía ganar dinero comprando y vendiendo papeles.

El problema es que muchos eran inexpertos. Gente de a pie, dueñas de casa, vendedores y empleados, que a menudo se dejaban guiar por caprichos y rumores. "El mercado chino de pequeña capitalización es un casino", dijo The Economist.

Varias apuestas terminaron abruptamente esta semana.

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